Candidato antiargentino

Si uno toma como elemento de juicio las manifestaciones públicas, Kast ha exhibido su antiargentinismo como una etiqueta más de las frases que pronuncia. Desde decirnos que hemos robado históricamente territorios, que tenemos que dejar de robar territorios a Chile, hasta todo tipo de expresión xenófobas contra los argentinos, que yo las tengo archivadas, registradas, leídas y estudiadas”.

Las declaraciones de Rafael Bielsa pusieron esta semana el dedo en la llaga de las contradicciones que pueden profundizarse entre Argentina y Chile, si el candidato trasandino ganador de la primera vuelta, José Antonio Kast, triunfa en el ballotage de diciembre.

Es cierto que el excanciller Bielsa sabe que un embajador no puede entrometerse en asuntos de política interna de otro país, pero también es verdad que Kast ha mantenido posturas que rozan con el chauvinismo chileno.

Ocurrió en junio del año pasado, cuando el entonces jefe de Gabinete Cafiero difundió un mapa de la Argentina con su plataforma continental, que incluye zonas reclamadas por Chile. Kast contestó desde sus redes sociales: “Argentina ya nos ha robado suficiente territorio a los chilenos. Espero que el Gobierno se ponga firme frente a los delirios expansionistas de la izquierda radical argentina”.

Es hijo del alemán Michael Kast Schindele, un oficial de la Wehrmacht, las fuerzas armadas del ejército nazi, que al finalizar la Segunda Guerra Mundial emigró a Chile a mediados del siglo pasado.

José Antonio es el menor de 9 hermanos, dos de los cuales se vincularon con la dictadura chilena: Miguel fue uno de los célebres Chicago Boys que desde el Ministerio de de Economía y el Banco Central implementó el plan neoliberal de Augusto Pinochet; mientras que Javier Rebolledo, en A la sombra de los cuervos, afirma que Christian participó de interrogatorios después del golpe de Estado y fue informante de la DINA, la temible policía secreta del pinochetismo. En Con las riendas del poder: la derecha chilena en el siglo veinte, la historiadora Sofía Corea Sutil sostiene que la nueva derecha chilena, surgida durante el gobierno militar propuso el concepto de “democracia protegida” que mantiene lazos con la derecha pre-1973 por cuanto conserva su carácter pragmático, al mantener sus valores filosóficos a largo plazo sin importar el tipo de régimen. Katz es el mejor ejemplo de este puente generacional entre la derecha del siglo pasado y la actual. Egresado de la Universidad Católica, donde empezó a militar en la Unión Demócrata Independiente (UDI), el partido de de raíz pinochetista que le permitió ser diputado desde 2002 hasta 2018. En esa universidad también conoció a Jaime Guzmán, el abogado constitucionalista fundador de UDI, que asesoró a Pinochet como redactor de la Constitución que el régimen impuso a la democracia en 1980. El candidato del Frente Social Cristiano está casado con la abogada María Pía Adriasola Barroilhet, con quien tiene nueve hijos, y es católico practicante, perteneciente al movimiento Schönstatt, que propone la renovación dentro de la Iglesia Católica a través del estudio del Evangelio. Se opone al aborto y al matrimonio igualitario y, si accede al Palacio de la Moneda, se propone desarrollar una “coordinación internacional de antirradicales de izquierda”, retirar a Chile del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y “acabar con el terrorismo”, que asocia a la cuestión mapuche. Entre las 829 medidas que contiene en su programa de gobierno se destaca “la construcción de zanjas” en los pasos fronterizos, provistas de mayor control militar “para anticiparse al cruce ilegal de personas”. Una semana antes de las elecciones, Kast volvió a apuntar contra Argentina: “El gran desarrollo que ha tenido Chile ha sido poder armonizar bien el Estado. En cambio, vemos el ejemplo de Argentina, que podría ser una potencia agroalimentaria y energética, pero no lo es, por los errores que ha cometido”.