Hay que adaptarse al cambio climático para acelerar el crecimiento

La recuperación económica dependerá también de las adaptaciones de todo el sector industrial a las nuevas demandas de la sociedad. Cambiar el sistema productivo es un imperativo no solo ético, sino económico.

Hay evidencia de que las economías desarrolladas están creciendo cada vez menos, y este es un fenómeno persistente que se acentuó desde la crisis de 2008. Si tomamos como referencia la última década, las economías desarrolladas crecieron tímidamente respecto a como lo han hecho durante el siglo XX sobre todo posteriormente a la Segunda Guerra Mundial. Es el caso de países como Italia, que según datos del Banco Mundial solo creció en la década de 2010 sin contar la pandemia un 3% de lo que creció en los 80. La economía matemática postula en el modelo Oferta Agregada-Demanda Agregada que un aumento de la productividad por trabajador permite un crecimiento sostenido del ingreso con baja de precios generales. Tomar al cambio climático como la necesidad de mejorar la productividad a largo plazo para sostener las condiciones medioambientales es un proceso que la humanidad está tratando de encarar.

No se puede negar que el aumento de los consensos a nivel global para frenar la emisión de gases ha crecido en los últimos 30 años. Ya en la conferencia de Río de 1992 se aborda la problemática pero con una economía china creciendo casi 14 veces desde 1990 a hoy a fuerza de carbono. La suba de las temperaturas era una alarma que se materializó con la creación de la Conferencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, lo que conocemos como COP, donde la última convención realizada en Glasgow llevó el nombre de COP26.

Hoy las economías emergentes, sobre todo Asia central y el sudeste asiático, deben encarar un proceso de baja de emisión de gases para lograr los consensos internacionales de reducción. China e India son los mayores emisores de carbono. Pero China emite tres veces más gases de efecto invernadero que India dado que sus industrias abastecen a casi todo el mundo de bienes de consumo durable y de derivados del plástico.

Naciones Unidas.

La preocupación de las Naciones Unidas radica en la rebeldía china de ajustarse a la baja de emisiones de gases dado que va en detrimento de su crecimiento económico. China promete una baja a 0 pero en 2060, y este año ya es muy tarde para las consecuencias geográficas, medioambientales y migratorias que puede ocasionar la persistente emisión de gases de efecto invernadero y en consecuencia aumento de más de 3 ºC de la temperatura global. La transformación de las energías sucias como el petróleo, el transporte, las industrias que se nutren de carbón hacía las industrias verdes tienen una transición que afectará indudablemente las tasas de crecimiento de todos los países del mundo. Habrá que tener en cuenta si le permitirá a China seguir creciendo tan aceleradamente teniendo casi más del 60% de la cota de producción de bienes que permiten que la energía verde sea posible.

Por otro lado, Argentina es un ejemplo de su cambio a consecuencia del cambio climático. La cantidad de nieve sobre la cordillera ha ido desapareciendo de forma persistente y en grandes cantidades geográficas. Es notoria la disminución de las nevadas el último invierno, donde la temporada de esquí se vio afectada por la falta de precipitaciones salvo en la isla de Tierra del Fuego. Argentina tiene recursos renovables a gran escala para hacer frente a esta oportunidad de aumento de las inversiones por esta materia, que no solo incrementará y podrá fortalecer nuestra tan deteriorada Balanza de Pagos sino que permitirá disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para contrarrestar los impactos del avance del aumento de las temperaturas.