¿QUE HACER CON LOS AGENTES SECRETOS?

Hoy les quiero hablar de un tema candente: los servicios de inteligencia, esos que la verdad, no parecen tener mucha inteligencia.

Después de ver a tanto funcionario citar a la Gestapo con deseos de que haya un delivery de represión, es hora de preguntarse sobre cómo dejar fuera de servicio a tanto, valga la redundancia, servicio.

En principio, definamos: el video del Banco Provincia parece un capítulo perdido del Súper Agente 86. Sin la 99 y sin Mel Brooks, pero con toda la implícita estupidez del personaje central de la serie. Claro que, al lado de nuestros agentes, Maxwell Smart es un sabio Jedi.

Según concluye el ex partido gobernante, la AFI está poblada de cuentapropistas. Más que unos 007,en realidad se asemejan a vendedores del 107 o de algún otro colectivo suburbano, con la diferencia de que esos vendedores pueden vender cualquier cosa, pero trabajan en serio. El tema de estos superagentes -otra referencia cómica- no va de microfilms ni de ultrasecretos de potencias extranjeras a develar, sino del oscuro trabajo de seguir a opositores, sindicalistas y aliados para armarles causas o sacarle fotitos a ver si tienen algún affaire u otra cosa que los haga extorsionables. Te cambio una amante por tu obediencia.

Pero claro, esto no es de ahora. Llámese Mauricio o Cristina, apenas se descubre a agentes trabajando para oscuros intereses, la solución es culpar a los agentes y más betún a los intereses para que se vean menos.

Pero la pregunta de hoy es, ¿qué hacemos con los secret agents?

-Paparazzis de famosos. La idea es buena, el problema es que deberían trabajar para descubrir sus secretos. ¿Alguien imagina a esa gente trabajando?

-Stoppers en un partido de fútbol. Si el planteo es perseguir a un delantero, parecen mandados a hacer. Ahora bien, dada su efectividad, no podrían ni ser suplentes de Deportivo Cambaceres.

-Microfonistas en recitales: Después de todo, los tipos son especialistas en poner micrófonos para que algunos canten, ¿no?

Así queda demostrado que el reciclaje laboral es posible. Pero mejor, no se lo digan a nadie.