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La trattoria de Pasolini y esos años 70

A. L.

“Estamos en este lugar ‘desde’ mi bisabuelo...’’. Hablar con Roberto Panzironi de su popular trattoria (Al Biondo Tevere), donde Pier Paolo Pasolini transcurrió las últimas horas de su vida, es como hablar de la historia del barrio romano donde se encuentra el local, frente a la conocida Via Ostiense y de cara a la arbolada orilla del Tíber. Una zona con mucha magia, que por muchos años fue casi de frontera: allí terminaba la ciudad y luego solo había campos. Roberto es hijo de la ‘Signora Pina’, fallecida el año pasado, quien estuvo junto al marido, Vincenzo, al frente del restaurante. —Tu restaurante tiene una larga historia...

—Abrió en 1915 en este barrio, por eso digo que estamos aquí desde la época de mi bisabuelo, en una de las zonas industriales de Roma: había establecimientos de todo tipo, pequeñas fábricas, aserraderos, el tradicional Mercado General de la ciudad, una pista para las carreras de galgos y el gigantesco Gasómetro, que se incendió hace unos meses. En esa época había trabajo para todos, arrancábamos a las 10 de la mañana... —¿Qué recuerdo tenía tu madre de esa noche?

—Te puedo contar su recuerdo pero también el mío: yo tenía 18 años y no puedo olvidar ese 1º de diciembre de 1975 ni tampoco a Pasolini. Esa noche mi madre

estaba al frente de la cocina y mi padre fue en cambio el encargado de servirles la mesa a él y a Pino Pelosi, tal cual se ve en la película de Abel Ferrara llamada precisamente Pasolini, con Willem Defoe que interpreta a Pier Paolo: yo en el film hago el papel de mi padre. —Volvamos a esa noche.

—Al día siguiente, cuando mi madre se enteró de la noticia del crimen, quedó obviamente muy impresionada. Enseguida le puso una cintita roja a la silla donde la noche anterior se había sentado Pasolini.

—¿Cuáles son entonces tus recuerdos de esa época y de él?

—Hay que tener en cuenta que en esos años era realmente muy famoso. Y era educado, muy amable, hablaba despacio, me daba la sensación de que observaba siempre todo de manera muy atenta. A menudo decía que le gustaba mucho Roma por el sol, el clima, la gente. Eran los primeros años 70 y al restaurante venían no solo Pasolini sino también otros intelectuales muy conocidos, como Alberto Moravia, Elsa Morante, Dacia Maraini, Anna Magnani o incluso Rafael Alberti junto a Dolores Ibarruri, la Pasionaria. Hace unos años, en 1951, nuestro restaurante se convirtió en el set de Luchino Visconti para su película Bellissima, precisamente con Anna

Pasolini era educado, me daba la sensación de que observaba siempre todo muy atenta

Magnani. Mi madre tenía un diario y todas las noches anotaba quién había estado, las comidas... escribía todo’. —¿Y los platos preferidos de Pasolini?

—Se notaba que había nacido en el norte de Italia porque jamás pedía porciones grandes de pasta... los italianos del sur comen en cambio platos gigantescos. Comía con muy poca sal, era muy atento a la salud. Le gustaban los spaghetti aglio e olio, el lenguado meunière, que aquí era muy común, hongos crudos apenas condimentados. —¿Qué comió pocas horas antes de ser asesinado?

—Llegó tarde, cerca de la medianoche, mi madre ya estaba ordenando la cocina. Encargó un aglio e olio pero no para él sino para Pelosi. Pasolini solo pidió una fruta y una cerveza. ■

EL OBSERVADOR

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2022-01-23T08:00:00.0000000Z

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