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Magia y sufrimiento

GABRIEL BELLOMO

Ají picante

Autor: Alain Mabanckou Género: novela Otras obras del autor: Mañana cumpliré 20 años; Vaso roto; Memorias de Puercoespín; El llanto del hombre negro; Las cigüeñas son inmortales; Black bazar Editorial: Edhasa, $ 2.350 Traducción: Sol Gil

Durante décadas la literatura europea y la norteamericana ocuparon el vasto territorio de lo que dimos en llamar por error “literatura africana”, cuando se trataba de literatura escrita por europeos o norteamericanos, y por causas fácilmente identificables. Los cuentos y novelas respondían a la febril mente de blancos nómadas nacidos en países africanos o arribados a ellos, incluso instalados en ellos durante toda una vida –España, Francia, Bélgica, Alemania, Reino Unido, Italia y otros–, que extendieron sus garras, sus aspas, sus tentáculos, sus colmillos, entrenaron a sus ejércitos en la orfebrería de la tortura y practicaron la masacre, la explotación y la expoliación. Historias que nos legaron ese exotismo tan preciado. Y, para ser sinceros, con obras de innegable maestría. Nadine Gordimer, Jean-Marie Le Clézio, Doris Lessing, Paul Bowles, John M. Coetzee son algunos de los nombres ineludibles, todos ellos autores progresistas, contrarios al racismo, detractores de las masacres y del sadismo desplegado por los europeos contra tutsis, hutus, congoleños, zulúes, tuaregs, masáis, daasanachs, hamers y el innumerable resto de etnias africanas. Seamos claros: las matanzas de los franceses en Marruecos y Argelia, de los belgas en el Congo, de los ingleses en Rodesia, de los alemanes en Sudáfrica, de quienes fueran en Ruanda. A la sangre le siguió la retirada y acaso el reclamo de reivindicación de la humanidad por tan alta misión civilizatoria. Dejaron tierra arrasada y por sucesores a reyes africanos de vientres henchidos, seres envilecidos por ellos: al punto de que se aseguraron que los delitos de lesa humanidad se perpetraran hasta la actualidad, digamos por la eternidad. Pero resulta que de pronto debemos aprender a leer libros escritos por africanos nativos sobre africanos nativos, escritores que urden libros dentro o fuera del continente que los vio nacer o del que provienen, pero siempre partiendo de la experiencia, más que vivida, sufrida. Dediquemos por fin este comentario a Alain Mabanckou y a su libro Ají picante. Mabanckou, autor nacido en la República del Congo en 1966, licenciado en Literatura y Filosofía. La advertencia es que leer literatura africana reclama cierto aprendizaje. Debemos aguzar el oído para captar la idiosincrasia de sus creadores: detectar astucia allí donde captamos en una primera pasada cierta ingenuidad y comprender que la crueldad es la moneda de cambio que trasegó sus existencias. Para tal fin, basta el primer párrafo de esta novela, en el que el autor declara que Papá Moupelo, sacerdote del orfanato de Loango, cercano a Pointe-Noire, lo bautizó como Tokumiza Nzambe po Mose yamoyindo abotami namboka ya Bakoko, que significa: “Demos gracias al Señor, el Moisés negro ha nacido en la tierra de los ancestros”. Y este apelativo civil interminable pero inscripto así en los registros de la ley solo sería concebible en un país donde la magia y el sufrimiento se confunden. No nos confundamos nosotros: África es la tragedia del mundo.

Debemos aprender a leer libros escritos por africanos nativos sobre africanos nativos, escritores que urden libros dentro o fuera del continente que los vio nacer o del que provienen, pero siempre partiendo de la experiencia, más que vivida, sufrida

CULTURA / LIBROS

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2022-08-07T07:00:00.0000000Z

2022-08-07T07:00:00.0000000Z

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