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Los ilusionados funcionarios de reykjavík

Islandia parece ser una tierra de soñadores. O al menos lo son algunos de sus edificios públicos, adonde trabajan ciudadanos a los que nada detiene cuando se trata de alcanzar sus metas, aunque parezcan descabelladas. Ese sería el caso del Servicio Forestal Nacional, cuyas autoridades vienen desde hace años tratando de hacer crecer árboles en la isla. ¿Cómo? ¿Árboles en Islandia? Esa sí que es una verdadera misión imposible: un clima hostil, tierras débiles.

Sin embargo, lo que están tratando de lograr los abnegados funcionarios de Reykjavík es simplemente reparar el desastre causado por sus antepasados.

En efecto, se estima que cuando los vikingos llegaron a Ísland, hace unos mil años, entre el 25 y el 40 por ciento del territorio del país estaba cubierto por bellísimos abedules y álamos negros.

Apenas se instalaron, los nuevos vecinos nórdicos arrasaron los bosques de la isla. Como dependían de la madera para combustible y material de construcción, y usaban carbón vegetal para forjar herramientas de hierro, los árboles fueron algunas de sus primeras víctimas.

Los vikingos también talaron bosques para utilizar la tierra para cultivos y para que pasearan sus ovejas. Desde entonces, aquella Islandia nunca más volvió a ser la misma, y se convirtió en la postal de soledades que la caracteriza en la actualidad.

Hasta que llegaron los ilusionados funcionarios del Servicio Forestal Nacional.

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2022-08-07T07:00:00.0000000Z

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