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Dolor y esperanza: viajan miles de kilómetros pidiendo que no dejen de buscar a sus hijos

NADIA GALÁN

“estar con las otras madres me hace sentir que no estoy sola”, dice yamila cialone.

Leonor Peralta busca a su hijo Duilio desde 1996 cuando se perdió en una tormenta en un balneario tucumano. Marisa Olguín vio por última vez a Bruno Gentiletti en La Florida, habían ido a pasar un día en familia, hace 25 años. María Elena Delgado rastrea a su hija Sofía perdida en 2008, tenía 3 años, en Tierra del Fuego. Yamila Cialone busca a Guadalupe desde el año pasado, cuando se le perdió el rastro en San Luis, cuando jugaba con nenes en la vereda. Las cuatro mujeres viajaron a Buenos Aires para reunirse con autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación y renovar las esperanzas en la búsqueda de sus hijos.

Varios kilómetros emprendieron cuatro madres para llegar a la Ciudad de Buenos Aires y visibilizar la ausencia de sus hijos, renovar las esperanzas y sumar recursos en la búsqueda. Son chicos que desaparecieron, la Justicia no los encontró y nadie sabe dónde están. Ellas no pierden la esperanza de hallarlos y poder encontrarle una respuesta a ese interrogante que lleva tanto tiempo: ¿dónde están?

Leonor Peralta viajó más de 1.200 kilómetros desde su Tucumán natal hasta Capital Federal. Hizo el recorrido en un camión, ya que aprovechó que debía ir a Buenos Aires para entregar mercadería. Ella perdió el rastro de su hijo en 1996, cuando Duilio Fernández tenía 3 años. De la otra punta del país, llegó María Elena Delgado para mostrar, una vez más, la cara de su hija mayor Sofía Herrera que desapareció hace 14 años en Tierra del Fuego.

Mientras que Marisa Olguín se tomó un micro desde Santa Fe como bandera de la búsqueda incansable de su hijo Bruno Gentiletti que ya lleva 25 años. Yamila Cialone hizo lo propio desde San Luis. Ella es la mamá de Guadalupe Lucero, la nena que desapareció el año pasado.

Estas familias viajaron, la semana pasada, desde distintos puntos del país para reunirse con autoridades del Ministerio de Seguridad de la Nación con el objetivo de “sumar ideas y aunar más esfuerzos para la búsquedas” de estos chicos y jóvenes que no se sabe dónde están ni qué pasó con ellos. “Fue una reunión muy buena, a mi entender. Expusimos nuestros casos, nuestras dudas y nos dijeron que iban a aumentar la recompensa para quien aporte datos para dar con nuestros hijos”, contó a PERFIL Marisa, la mamá de Bruno.

“Nuestro principal objetivo era llegar a esta reunión para acompañar a tres familias más, dos de Corrientes y una de Chubut, pero ellos no pudieron juntar los fondos para poder venir”, narró la mamá de Bruno. Se trata de las familias de Carlos González, Miguel Ángel Bejarano y Hernán Soto. Y esta es una realidad con la que se encuentran las familias que hace años buscan a sus hijos desaparecidos en democracia. “Todo es a pulmón. Yo viajé en un camión, la mamá de Guadalupe vendió empanadas, Marisa vende cosas dulces”, relató Leonor. Yamila, la mamá de Guadalupe, es la más nueva del grupo. Su hija desapareció de la puerta de la casa de su abuela el 14 de junio de 2021, en San Luis, cuando jugaba con otros niños. La mamá de la nena de 6 años solicitó que se modifique la imagen con la que se la busca porque para ella “no la representa”. “Más allá que sea su rostro, ahí no se muestra lo primordial que es su lunar en la mejilla izquierda”, destaca la mujer que viajó 12 horas en micro con su bebé de un mes.

Para ella fue importante haber estado acompañada de otras mamás que “entienden su dolor”. “Es como sentirse contenida porque estás con personas que pasan por la misma situación en la que me encuentro. Personas que entienden el dolor, la angustia y la lucha, te aconsejan, te apoyan. Me hace sentir que no estoy sola, y me dan más fuerzas y ganas de luchar y buscar”, describió.

Búsquedas incansables. Fue el 1° de enero de 1996 cuando su mamá vio por última vez a su pequeño Duilio. La familia había ido a un balneario del paraje El Timbó a festejar el inicio del año y en un momento se levantó una tormenta, todos comenzaron a correr y Duilio desapareció.

Como cada una de las madres, Leonor sigue cada pista que le acercan. Ellas se convierten en investigadoras aunque carezcan de conocimientos profesionales y recursos. Pero les sobra fuerza y amor. Hace siete años se contactó con ella David, un joven de Estados Unidos que dudaba de su identidad.

Los investigadores realizaron una proyección del rostro

actualizado de Duilio basándose en las características de sus dos hermanos, padres y abuelos. “Dio una coincidencia del 99%”, asegura Leonor. Luego, desde la Justicia, le tomaron una muestra y la enviaron al país del Norte para hacer el cotejo con ese chico. El resultado no fue el esperado: no había coincidencia. Pero Leonor no está conforme, tiene dudas y reclama que nunca le dieron un comprobante de ese resultado ni esa proyección del rostro que tanto necesita para seguir difundiendo su caso en redes sociales.

“Mi corazón de madre me dice que es él, pero necesito esos papeles y que me den la confianza de que esos análisis están bien hechos. Él ya tiene 30 años y no puedo seguir buscándolo con una imagen de a los 3. Por eso viajé, para que me ayuden y para renovar las esperanzas”.

Este año, al cumplirse 25 años de la desaparición de Bruno en el balneario La Florida de Rosario se difundió su rostro actualizado con 33 años. Hace unos meses también Marisa obtuvo el resultado de un análisis genético con un joven que vive en Mar del Plata y se contactó con la familia porque tenía dudas sobre sus orígenes. “En la mirada me di cuenta de que no era mi Bruno”, contó la mujer y el estudio lo confirmó.

La mamá de Sofía pidió por primera vez que le realicen un ADN a una nena que vive en San Juan y “es muy parecida a mi hija”. “Me llegan muchas fotos, pero el parecido de esta nena es increíble”, destacó.

Cuatro madres unidas, que buscan a sus hijos y esperan que alguna de ellas puedan reencontrarlos “para renovar la esperanza de todas”. ■

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2022-10-02T07:00:00.0000000Z

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