HEBE, UNA LUCHA SIN FIN

… juntar 18 millones de pesos. Mucho del esfuerzo para llegar a esa cifra estuvo en manos de Dolores Cahen D’Anvers, quien como conductora ad honórem de la gala se encargó de la parte más difícil: lograr que en los remates que se armaron hubiera invitados que superaran el precio base y en algunos casos, incluso, pagaran ese monto inicial. En esta fiesta en particular hubo cuatro lotes a subastar. Dos cuadros, una foto y una “experiencia”. Los dos primeros fueron respectivas obras de Daniel Genovesi, y de León Blanco, un joven pintor chaqueño que estuvo presente en la comida. Flores abstractas, del primero, salió con un precio base de 300 mil pesos y, con tesón, Dolores logró que un invitado español –amigo de Valeria Mazza– pagara el doble. La obra de Blanco era de tamaño considerable, y no llegó a duplicar el precio base pero de los 600 mil pesos iniciales llegó a manos de un discreto comprador, por 800 mil. La “experiencia” consistía en asistir por tres días a Marbella, con hotel y acceso, a la gala que Valeria Mazza coconduce allí con Antonio Banderas una vez al año. De los 300 mil pesos de precio base, pasó a venderse en un millón. Pero el merecido “premio remo” para Dolores Cahen D’Anvers fue con la venta de una foto del argentino Aldo Sessa. Salió a remate en un millón de pesos pero, al principio, no encontraba comprador. Comprometida con la tarea, Dolores hizo algo que a algunos invitados disimuladamente incomoda, sobre todo si fueron quienes pagaron la mesa que ocupan. Ella bajó del escenario buscando un oferente, finalmente lo consiguió y el exdueño de una petrolera “se apiadó” y pagó 1,3 millones para la foto en blanco y negro del reconocido fotógrafo. El otro gran benefactor de la noche fue Diego Lerner, titular de Walt Disney Latinoamérica, quien fue el mayor comprador de bolsa con premios que costaban, cada uno, 15 mil pesos.