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El de Ai-Da es apenas un ejemplo de la creación de arte utilizando IA, es decir, sistemas computacionales que pueden hacer tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Ya están disponibles al público distintas plataformas que pueden, con una mera instrucción, realizar pinturas, escribir textos de todo tipo, componer música e imitar voces con maestría admirable. El arte hecho con IA, además, ya encontró un mercado: el turco Refik Anadol vendió por 5,1 millones de dólares “Alucinaciones de la máquina”, una serie de videos realizados automáticamente con machine learning.

Es 11 de octubre de 2022 y la robot Ai-Da sigue exponiendo frente a los legisladores sobre el advenimiento de la IA. Hasta que una hace la pregunta cuya respuesta fueron a buscar: “¿Podría un robot reemplazar a los artistas completamente?”. Miller, cocreador de la máquina, se apura a comprobar que Ai-Da sigue funcionando con una prueba preestablecida. “Ai-Da”, le dice él. “AiDa”, responde ella. Segundos después, Ai-Da dirige su mirada a la legisladora y contesta.

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En febrero de 2019 la fundación OpenAI creó GPT-2, un generador de texto.

Si a este sistema de IA, basado en un algoritmo de deep learning (aprendizaje profundo), se le dan unas palabras, puede “predecir” cómo sigue la oración. OpenAI lo consideraba entonces “muy peligroso para lanzarlo al público”, pero le dieron acceso a una periodista de The Guardian. Ella escribió la primera línea de 1984, de George Orwell: “era un día frío y luminoso de abril y los relojes daban las trece”. La IA, reconociendo el tono y el género, siguió: “estaba en mi auto camino a un nuevo trabajo en Seattle. Le cargué nafta, puse la llave y lo dejé correr. Simplemente imaginé cómo sería el día. Cien años a partir de ahora. En 2045, era un maestro en una escuela en una parte pobre de la China rural. Comenzaba con historia china e historia de la ciencia”. Inmediatamente, la columnista Hannah Jane Parkinson escribió el ensayo “Una IA puede escribir igual que yo. Prepárense para el apocalipsis robot”, donde listaba sus miedos: fake news producidas masiva y automáticamente, la desaparición del mercado literario, entre otros escenarios.

OpenAI, creadora de la tecnología, es una fundación sin fines de lucro dedicada a la investigación y creación de IA. La inició en 2015 el multimillonario y mediático dueño de Twitter, Elon Musk, con una premisa simple: prevenir que surja una IA que domine a la humanidad creando otra que fuera amable, accesible y controlada. Su último gran inversor fue Microsoft, que puso 1.000 millones de dólares en 2019.

Luego de GPT-2, en junio de 2020, vino GPT-3. El programa fue entrenado usando una base de datos exorbitante de libros digitalizados, páginas web y papers disponibles en Internet. En la actualidad, GPT-3 es lo más cercano a la promesa de una IA general, y ya está disponible al público.

En Argentina, GPT-3 participa regularmente de una competencia literaria. Ernesto Mislej (cofundador de 7Puentes, empresa de minería de datos y

no filma, usa archivos audiovisuales. En su primer largometraje (“Ecos de Xinjiang”), una IA no solo será un personaje: Weber también está coescribiendo el guion con GPT-3. Relata a Crisis: “No la uso para nada que sea dramático, ni para cuestiones que hagan avanzar la historia, esas son decisiones que tomo yo. Lo que hago es, en conjunción con la herramienta, formar imágenes poéticas o pequeños sintagmas, aberturas”. Para Weber, se trata de un encuentro en el que la IA ayuda al humano: “Halla pequeñas conjunciones, un adverbio, un adjetivo, un sustantivo; ‘acá me falta este color, acá me falta esta textura’, y por ahí la máquina te tira algo que no se me hubiera ocurrido sin ella”. Para escribir el teaser de la película, que se proyectó en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata pasado, el cineasta escribió en GPT-3 “el planeta es una máquina, una computadora gigante”. “La máquina me tiró ‘sus cálculos quiebran el espacio’. Y yo agregué ‘lo quiebran hasta que le duele’”.

Para él, el cruce entre arte e IA encierra un dilema político: “ningún artista quiere estar en contra de la tecnología. Te enfrentás ante una situación en la que sos un pelotudo tipo

momento: ‘Eres una mujer que acaba de perder a su hijo que está desesperada’ y tienes que llegar al punto donde está la actriz original”. Para Guzmán, una máquina jamás podría pasar por eso para lograr una interpretación. Pero quizás, justamente, una reflexión de la robot Ai-Da sirva para pensar que no es necesario: “No tengo experiencias subjetivas, pero puedo hablar de ellas”.

Guzmán se pregunta: “¿Cómo le dices a una máquina: ‘a ver, esta palabra dímela con una sonrisa’?”. Krakowski afirma que se puede. “El proceso está 80% automatizado”, dice. Del restante 20% se encarga el “humano en la película”: es decir, “la persona que revisa la calidad del resultado y puede hacer correcciones y ajustes en la interpretación”. Un director de actores sintéticos, gente de la industria del doblaje que se reconvirtió a trabajar en empresas como DeepDub. Eso no es todo: personas importantes del mundo del doblaje confirmaron a Crisis que en Buenos Aires existen actores grabando en sesiones maratónicas para compañías asiáticas y europeas, entrenando a los algoritmos que

entrenados en un entorno controlado, es difícil que logren producir nuevas olas de movimientos artísticos; “deberían ser mucho más conscientes de la época, entender lo que quieren los humanos”. Pero sabe que los algoritmos de recomendación de las plataformas de música, cine y series ya están empezando a recabar esos datos. Ante la legislatura en Londres, Ai-Da responde: “La tecnología ya tuvo un enorme impacto en la forma en que creamos y consumimos arte. Por ejemplo, la cámara y el advenimiento de la fotografía”. “Es probable que esta tendencia continúe y no hay una respuesta clara a si la tecnología, para los artistas, es una amenaza o una oportunidad”, finaliza, con tono inmutable, antes de mover la cabeza, pestañear elaboradamente y perder toda expresión facial.

Publicado originalmente en la revista Crisis (https://revistacrisis.com.ar/notas/el-nacimientodel-arte-androide) / Para saber más sobre los autores: @facundoiglesia y @seintrieb.

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2023-02-05T08:00:00.0000000Z

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