¡ES MÍO, MÍO, MÍO!

En Brasil, los regalos que reciben los mandatarios mientras están en el cargo pasan al patrimonio nacional, tal como sucede en Argentina. A Jair Bolsonaro le sucedió como a Menem con “¡la Ferrari es mía, mía, mía! Esto es, se olvidó de la reglamentación mencionada y la Corte Federal de Brasil lo intimó a devolver un costoso regalo que le dio el rey saudita: un set de impresionante collar, pendiente, anillos y reloj de platino y diamantes de la firma Chopard, valuado en 3,2 millones de dólares.

Buenos Aires es una ciudad atravesada por distintas “arquitecturas”, y la proliferación de torres y edificios sin estética ni sintonía alguna con el entorno detona el patrimonio cultural que, funcionarios, arquitectos y urbanistas locales ponderan en ciudades, sobre todo europeas. Lo que finalmente quedará son registros fotográficos de esas construcciones demolidas, y los nombres de los “nuevos Cacciatore”, es decir, de los funcionarios que, como aquel intendente porteño de la dictadura militar, habilitaron la destrucción edilicia. Entre esos registros se ubica la expo que Claudio Larrea expone en el Museo del Bicentenario. Este exproductor de varias publicaciones de Editorial Perfil registró lo que llamó la “arquitectura peronista” en casi una treintena de fotografías de edificios realizados por el Estado nacional en los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, entre 1946 y 1955. Esto es desde el edificio de la CGT hasta la Ciudad de los Niños.