Kiosco Perfil

O’neill en la Argentina

RAÚL H. ÁLVAREZ

La obra Elsa Tiro, de Gonzalo Demaría, estrenada en el teatro Regio, se inspira en la breve permanencia de O’neill en la Argentina, antes de cumplir su mayoría de edad, que el autor atribuye a la influencia que pudo tener en el dramaturgo su contacto con el submundo de algunos barrios de Buenos Aires como La Boca y Barracas de aquella época.

La propuesta de la obra me trajo a la memoria un artículo que leí en una revista de los años 60 en el que algunos vecinos de Berisso recordaban que O’neill había residido en esa ciudad, y que allí había frecuentado la calle Nueva York, paralela al puerto y próxima a los frigoríficos, donde reinaba una vibrante vida nocturna.

Berisso tuvo su esplendor cuando se instalaron allí los frigoríficos Swift y Armour, y tuvo una intensa actividad comercial a partir de esos establecimientos. En el tranvía número 25 uno podía hacer un viaje de ensueño aspirando el humo de las chimeneas y bordeando el río entre sauces, muelles, lanchas y gallinas sueltas. Los obreros y marineros que allí residían encontraban la oportunidad de ser atendidos en peluquerías para hombres, bares, bodegones y prostíbulos que abundaban en aquella calle. Los modestos hospedajes que había en ambas veredas, así como la vieja casona sobre cuya entrada había un arco de triunfo con la leyenda “Mansión de obreros 1920”, eran alternativas de alojamiento para los hombres que vivían del frigorífico o del comercio marítimo.

El bar

Telémaco, del gr i ego

T e l é - m a c o

Spanoupopulos, era de los más concur r i do s y a l l í era común e l juego de barajas. El Blue Star era frecuentado por franceses, alemanes, griegos, brasileños, ingleses, españoles y norteamericanos, que eran atendidos por la nórdica Patricia y sus camareras al compás de músicas de cada país.

El llamado Barrio Chino abarcaba una zona prohibida llena de lupanares como El Gato Negro, Grand Sprit, Nueva York, Farol Rojo y el Chalet de Galera, decorado con tejas francesas y magníficos vitrales, que vivieron su gloria clandestina efímera hasta que en 1936 fueron clausurados definitvamente por el general Verdaguer.

La historia dice que Eugene O’neill vivió un tiempo en Berisso en una humilde casa, hace tiempo demolida. En semejante entorno, uno podría suponer que O’neill encontró elementos captados en ese submundo durante su estadía en Berisso que le sirvieron para su obra Anna Christie. Asimismo, en su primera obra de 1920, titulada Más allá del horizonte, hace alusión a Buenos Aires y dice que allí uno podía encontrar oro por las calles.

CULTURA / ARTE Y ACTUALIDAD

es-ar

2023-03-26T07:00:00.0000000Z

2023-03-26T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/282857965168881

Editorial Perfil