ENSEÑANZAS

Los medios reflejan una fracción de nuestra realidad: parejas violentas, traiciones, muertes, consumo de drogas, violencia en la calle, rivalidades irrazonables pero insanables. ¿No corresponde frenar y reflexionar sobre qué nos paso y qué nos hizo llegar hasta acá? Y no hablo de la herencia o la década ganada; la política es una de las formas de encontrar explicaciones y quizás la más fácil porque contiene apellidos fáciles de señalar.

Hace poco leí una nota a Enzo Maqueira, autor de la novela Electrónica, donde él decía:”nos pidieron que fuéramos felices, así que hicimos lo que nos enseñaron”. La pregunta ahora es: ¿qué nos enseñaron? Generaciones calladas por el miedo a los Falcon verdes y la posibilidad de “desaparecer”; abuelos que sostenían familias unidas a cualquier precio; hijos inmersos en esa realidad, pero buscando la manera de escaparle, decepcionados del amor buscando su felicidad en una carrera profesional o el dinero; nietos que no sabíamos si formar una familia aparentemente feliz o dedicarnos al éxito individual. Generaciones de madres jóvenes que mostraron las complicaciones de una maternidad apresurada y que transformaron la idea de ser padres en algo tan complejo que da miedo. Y para contrarrestar todo esto la nueva filosofía de soltar; soltar una familia si parece que ésta no te da la satisfacción esperada; soltar un sueño porque no nos da el rédito deseado en el tiempo que lo esperábamos, porque nos hace parecer perdedores o ilusos; soltar sin darnos cuenta de que lo que cuesta, vale.

Ver la felicidad, el glamour y la prosperidad como una obligación y tener ídolos o referentes sociales que pareciera lo lograron en un abrir y cerrar de ojos nos llevó hasta hoy. Pero esa no es la realidad, o al menos la mía. La perfección no existe. La vida tiene de todos los condimentos y de atravesarla se trata, condimentos como la sonrisa y el llanto o la posibilidad de no lograrlo, pero seguir trabajando para conseguirlo.

Armando Torres Arrabal arjt@hotmail.com