HAY PASATIEMPOS QUE PARA REALIZARLOS, A VECES, IMPORTA MÁS EL TAMAÑO QUE EL DINERO

Sí, hay pasatiempos que para realizarse, a veces, importa más el tamaño que el dinero. Y quien presuponga que se está hablando de esos hobbies que su concreción solamente se comentan en las amistades más íntimas o por caso, en algún lapsus de vanidad innecesaria, se equivoca. Un empresario argentinos de los llamados unicornios, Martín Migoya, tiene una afición que lo emparenta, por ejemplo, con Gustavo Grobocopatel y no únicamente porque por razones fiscales, fijó residencia en Uruguay. Es la música el hilo conductor entre ambos aunque, el CEO de Globant todavía no hizo público si había grabado algún cd o realizado alguna presentación como público incluido como sí lo hizo el agro-empresario. Y así como a éste último se lo conoce por un perfil mucho más próximo al folklore, a Migoya su gusto musical parecería ir más por el rock si bien sus dos hijos han producido algunas cosas con artistas como Lali Espósito y Bizarrap a través de...

…la empresa que esos jóvenes montaron para comercializar NFT de música. La cuestión de la importancia “del tamaño” se aplica en esta historia a un piano que Martín Migoya quiso instalar en el piso 32 de la torre que su compañía inauguró en la zona de Catalinas. Ese lugar del edificio se pensó como “espacio chill out” para que los empleados se relajen, una tendencia en la que Google hizo punta hace más de una década, cuando invitaba a recorrer su recién inaugurada sede local en Puerto Madero. En ese piso 32 de la torre Globant, con ventanales a modo de pared para que Migoya puede divisar cuando está en Buenos Aires la patria fiscal elegida al otro lado del Río de la Plata, se dispondría entre un toro mecánico, simuladores de Fórmula Uno y demás artilugios recreativos, el piano de cola en una de las esquinas, incluso con un sector liberado para sumar otros instrumentos o espectadores ocasionales. Pero un detalle atentó contra “ese tamaño”: ninguno de los ascensores tenía la dimensión para contener a un piano de cola. Seguramente, le habrán acercado al empresariounicornio, opciones dignas de una escena de Misión Imposible o de un video en Tiktok con aseguradas millones de visualizaciones, pero la practicidad le ganó a la complicación y se optó por un piano acorde a las dimensiones del ascensor más amplio.

HONORIS CAUSA

Es de los empresarios nacionales que con la cantidad de inversiones que fue colocando en la tierra de sus progenitores, cuando algún argentino –por caso– viaja a Armenia, es más probable que al mencionar la nacionalidad, algún local lo asocie sin más al apellido “Eurnekian” en lugar de “Maradona” o “Messi”. Por su despliegue de negocios por demás amplio en Argentina, hace unos días, Jorge Aufiero –presidente de la Academia Nacional de Ciencia de la Empresa– y Ricardo Orozco, rector de la UADE, lo “consagraron” doctor honoris causa de esa universidad.

FESTEJO BICENTENARIO

Argentina fue el primer país soberano que reconoció la independencia de Brasil, al año de haberla conquistado, aunque –vale aclarar–la esclavitud en el país vecino se prolongó hasta 1888. En junio de 1823, Bernardino Rivadavia, por entonces ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, es quien oficializa ese reconocimiento en una carta enviada a su par José Bonifácio de Andrada e Silva. La celebración de los doscientos años de ese hecho tendrá en la sede diplomática de Brasil en Buenos Aires con varias manifestaciones. Por un lado, la exposición más grande de grabado brasileño realizada alguna vez en Argentina –se inauguró oficialmente el viernes–; llamada “El viaje interminable” recorre la historia de esta técnica a través de cincuenta artistas y ochenta obras. Por el otro, estará “Brasil en Sabores”, un programa a cargo de cinco chefs de renombre que se visten de embajadores gastronómicos de las diferentes regiones de Brasil. En Argentina estará Janaína Rueda, quien comanda el restaurante número uno de Brasil y el séptimo mejor del mundo, según The World’s 50 Best Restaurants.