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Medios de pago

RAÚL H. ALVAREZ

El empobrecimiento de la mayoría de los argentinos ha provocado que este año haya proliferado el uso de la tarjeta de crédito, hasta para pagar los alimentos. Nunca antes existió una situación tan apremiante que obligara a pagar un kilo de carne en tres cuotas. La alarmante noticia el sábado 27 de mayo fue el título de la tapa de PERFILY es oportuno recordar la historia de este salvador medio de pago.

La tarjeta de crédito fue ideada cuando el empresario Frank Mcnamara invitó a cenar a unos clientes al Major’s Cabin Grill de Nueva York y al momento de pagar la cuenta advirtió que se había olvidado la billetera. Afortunadamente en la cartera de su mujer había suficiente dinero y ella pudo resolver el problema. Fue entonces que a Mcnamara se le ocurrió que podría crearse una tarjeta para pagar una comida. Planteó esa idea al dueño del restaurante y a su amigo Alfred Bloomingdale y a la semana siguiente volvió al restaurante y pagó su cuenta con una tarjeta.

Fue ese el nacimiento en 1950 de la empresa Diners Club, que creó la primera tarjeta de crédito en los Estados Unidos y que luego fue adoptada en otros países. Primeramente se pensó que sería útil para usar en restaurantes y para viajar, pero luego su uso se fue ampliando para otros bienes y servicios. Con el tiempo surgieron competidores como Carte Blanche, American Express, Mastercard, Visa y otras.

En 1963 se estrenó La tarjeta mágica, di r ig ida por Frank Tashlin en la que Danny Kaye era el encargado de aprobar o rechazar las s ol ic i - tudes de tarjetas del Diners Club. Cuando por error otorga la tarjeta a un gángster trata de recuperarla y se enreda en situaciones disparatadas. La película tiene valor documental por haber mostrado el negocio de las tarjetas de crédito y por haber sido la segunda película en la que apareció una computadora, que procesaba las solicitudes para analizarlas. Anteriormente se solían usar pagarés.

El cheque era un medio de pago común adoptado por las celebridades. Pablo Picasso solía pagar comidas para varias personas en restaurantes lujosos con cheques porque descubrió que los dueños preferían conservar esos documentos con su firma en lugar de cobrarlos. Al enterarse de eso Gary Cooper, que era amigo del pintor, empezó a hacer lo mismo con idéntico resultado. Salvador Dalí, quien imitó esa práctica, además, hacía un pequeño dibujo en el dorso del cheque para que su valor superara ampliamente el de la factura y que el dueño del restaurante no tuviera la tentación de cobrarlo.

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2023-06-04T07:00:00.0000000Z

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