DEDE LEJOS

La costumbre de lo inverosímil al que nos acostumbraron estos tiempos impiden muchas veces la sorpresa. Sin embargo, hay gente con ansias de superación: esta semana se supo que el fiscal de instrucción Marcelo Retes tenía su despacho… en Estados Unidos. Un detalle: es un fiscal argentino.

Usted dirá: ¿cómo hace para tomar testimonios, juzgar, impartir justicia? Alguno podría decir que es imposible, pero enseguida aparecerá otro diciendo que, bueno, no hay que ser tan exigente, alcanza con que no confunda la justicia con la norteamericana y se le dé por juzgar bien... Porque en época de fake news, ¿por qué no imaginar un “opinador fake”?

En fin, que el problema de estas cosas es el efecto contagio. Por ejemplo:

Presos a distancia: Elogiada por todo detenido que se precie: el tipo tiene que estar en una celda de Devoto pero cumple condena en el Caribe.

Policías a distancia: Se produce un hecho delictivo y los agentes, como están en otro país, no van. O sea, todo seguiría más o menos como ahora.

Restaurantes a distancia: Como el comedero está en otro lugar, los comensales reciben suculentos manjares virtuales. La expectativa es que, al menos, sean más baratos.

Corruptos a distancia: Eso, cuando más lejos, mejor.