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La línea 60 forma parte de la ciudad, quizás tanto como el Obelisco. ¿Quién no se ha subido alguna vez al 60 en alguno de sus ramales? Este documental no registra el pintoresquismo de lo que implica viajar en un transporte público, sino los años de lucha que llevaron a cabo los choferes y demás trabajadores de la línea 60 por sus derechos. Lo que enfoca el film, según se indica, corresponde a 2015, por reclamos que se le hacen a la empresa. Pero la cuota que rebasó el vaso fue la muerte de un compañero, David, en 2016, que murió aplastado mientras reparaba uno de los vehículos en la terminal de Constitución. Su trágica pérdida, que sus compañeros consideran fue un asesinato por las precarias condiciones laborales, fue el inicio de una lucha que duró más de cuarenta días. Esos agitados días implicaron manifestaciones, reclamos, enfrentamientos con la Gendarmería, toma de la empresa, maltrato hacia los obreros y la necesidad de aprender a defenderse por parte de los trabajadores. En esos días difíciles fue necesario aprender que el derecho para uno implicaba el derecho de todos y que dialogar con las autoridades no iba a ser fácil, de igual modo soportar la falta de alimentos, del sueldo mensual: todos esos ítems quedaron registrados en este documental.

El film es un meritorio testimonio de esas jornadas. Tiene un alto valor narrativo, investigativo y estético a nivel cinematográfico, en el que no queda nada librado al azar. Escenas de un intenso contenido expresionista, épico, que despierta con sus climas e imágenes emociones diversas, junto a una iluminación, encuadres y música que remiten al cine de Pino Solanas y Gettino, o del recordado Fernando Birri, el autor de Tire dié, identifican esta producción del grupo de cine militante Silbando Bembas (Hecha la ley, Bollitos, Muertes invisibles).

La película tiene un amplio trabajo previo, que primero quedó registrado en el libro La sesenta, crónicas de un lockout, de Santiago Menconi. El autor, que trabaja en la línea 60 desde 2005, oficia de narrador y relata sus crónicas, inmersas en una acertada influencia del Roberto Arlt y sus relatos sobre Remo Erdosain, o su cuento El humillado. El registro de esas jornadas, que no solo implicaron a los hombres, sino que se unieron las Esposas de la línea 60 y Mujeres de la 60 Unidas, así se denominan, fueron registradas por las cámaras del grupo de cine militante Silbando Bembas, los que entienden que el cine es un fenómeno colectivo y por eso eligen firmar colectivamente la dirección de esta producción.