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El acuerdo de EE.UU. con Australia y Gran Bretaña abre una crisis con Francia

El anuncio de que Canberra va a construir submarinos nucleares con apoyo de Washington y Londres enfureció a Beijing y a Francia, que tenía un contrato previo millonario.

Australia respondió ayer a la indignación de China por el anuncio de la compra de varios submarinos de propulsión nuclear comprometiéndose a respetar el derecho internacional en los espacios aéreos y marítimos reivindicados por los dirigentes de Beijing

China tiene “un programa muy importante de construcción de submarinos nucleares”, recordó ayer el primer ministro australiano, Scott Morrison. “Ellos tienen derecho de tomar decisiones de defensa en sus intereses nacionales, y por supuesto que Australia y los demás países también lo tienen”, dijo en respuesta a las críticas chinas.

China reaccionó duramente, calificando la adquisición de estos submarinos de “extremadamente irresponsable” y de amenaza para la estabilidad en la región indopacífico. Además, denunció que menoscaba los esfuerzos internacionales para evitar la proliferación de armamento nuclear.

El nuevo pacto de seguridad entre Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, anunciado el miércoles por el presidente estadounidense, Joe Biden, también prevé una colaboración estrecha entre Washington y Canberra en materia de ciberdefensa e inteligencia artificial.

“Puñalada por la espalda”. El anuncio del acuerdo de cooperación no solo indignó a China, sino también a Francia, ya que perdió un megacontrato militar, valorado en 65 mil millones de dólares por 12 submarinos de propulsión. El ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-yves Le Drian, tachó esta ruptura de “puñalada por la espalda”.

“Tenemos negociaciones comerciales con Australia.

No veo cómo podemos confiar en el socio australiano”, dijo por su parte ayer el secretario de Estado francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune.

Morrison se defendió asegurando que esta informa

“Es una puñalada por la espalda”, dijo el canciller francés, Jean-yves Le Drian

ción había sido “transmitida directamente al presidente, al ministro de Relaciones Exteriores y al secretario de Defensa”, al tiempo que dijo que comprendía su “decepción”.

El jefe del gobierno australiano insistió en varias entrevistas en que su país está respondiendo a la situación actual en la región de Asia-pacífico, donde los territorios están cada vez más disputados y la rivalidad va en aumento. Australia es “consciente” de la capacidad de los submarinos nucleares chinos y del aumento del gasto militar de Beijing, afirmó.

“Nos interesa asegurar que las aguas internacionales sigan siendo internacionales, y los cielos internacionales sean internacionales, y que la ley se aplique por igual en todos estos sitios”, añadió, para garantizar que no haya “zonas prohibidas” allí donde impera el derecho internacional, indicó el primer ministro.

“Eso es muy importante para el comercio, para cosas como tendido de cables submarinos, para los aviones y el espacio en el que pueden volar. Ese es el orden que necesitamos preservar, eso es lo que la paz y la estabilidad nos brindan”, sostuvo.

Blinken. Por su parte, el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken, defendió el acuerdo con Australia y el Reino Unido, e intentó limar asperanzas con Francia, a la que calificó como “socio vital” y con cuyos dirigentes ya ha conversado, adelantó.

“Quiero enfatizar que cooperamos estrechamente con Francia en muchas prioridades compartidas en el Indopacífico, pero también más allá, en todo el mundo”, sostuvo, para llamar a los países europeos a “jugar un papel importante” en esta región.

Pese a que en el acuerdo entre Londres, Washington y Canberra no se alude a China, el secretario de Estado admitió que es una de las prioridades del entendimiento. “El mundo vio la respuesta agresiva de China cuando Australia encabezó los pedidos de una investigación sobre los orígenes del covid. Y

Beijing ha visto en los últimos meses que Australia no retrocederá y que las amenazas de represalias económicas y presión simplemente no funcionarán. Estados Unidos no dejará a Australia sola en el campo frente a estas tácticas de presión”, sostuvo Blinken.

Tensiones comerciales. No obstante, la motivación principal del nuevo acuerdo es el peso creciente de China.

El gigante asiático reivindica la soberanía de buena parte del mar de la China Meridional, muy rico en recursos naturales y por el que transitan cada año mercancías valoradas en miles de millones de dólares. También rechaza las pretensiones territoriales de otros países de la región, como Vietnam, Malasia o Filipinas.

China fue acusada de desplegar en esta zona estratégica misiles antinavíos y tierraaire, lo que supuso una vulneración de una decisión de un tribunal internacional que en 2016 consideró que Beijing no dispone de ningún “derecho histórico” en el mar de la China Meridional.

Las tensiones comerciales y políticas entre Beijing y Canberra no dejaron de incrementarse en los últimos tres años. Por un lado, China impuso duras sanciones económicas a productos australianos en varios sectores, mientras que, por el otro, Australia rechazó inversiones chinas en áreas consideradas sensibles y pidió públicamente que se investigue el origen de la pandemia del coronavirus.

Morrison explicó que la nueva alianza es el fruto de más de 18 meses de negociaciones con Washington y Londres y que será permanente. “Involucra un compromiso muy significativo, no solo por hoy, sino para siempre. Por eso me refiero a ella como la asociación eterna, una que mantendrá a Australia segura en el futuro”, dijo.

Para China, es algo irresponsable que puede desestabilizar la región

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2021-09-18T07:00:00.0000000Z

2021-09-18T07:00:00.0000000Z

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