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LAS CANCIONES QUE SIGUEN

J.M.D.

Serrano ha compuesto canciones invencibles. Pero invencible de verdad, de esas que te cambian el día, que pueden llevar en un instante a otro lugar, a uno más amable. O, incluso, cuando se lo propone, a sitios más demoledores, pero universales, es decir, una hermandad de la melancolía. Hitos como Loco, Un osito de peluche de Taiwán, Amor, La guitarra, Corazón, Los piratas y así los himnos más amables, como el dulce de leche, del mundo. ¿Qué recuerda de sus primeros sonidos? “Me imagino como todos la música que se escuchaba en mi casa. Mi hermana y mi papá cantaban muy mal, y hacían alarde de cantar mal. Esa gente que desafina y cuando cantan, cantan peor para no enfrentarse con una desafinación ligera. Pero mi mamá cantaba muy bien. Eso sí. Recuerdo de chico las cosas como los niños: todo me gustaba. La canción de moda, todo. Recuerdo haber empezado con los Beatles y Joan Manuel Serrat”. Suma: “Serrat estaba por el papá, Beatles por mi hermana. Me daba la sensación que ya la había escuchado. Creo esa sensación genera la canción que es realmente buena. Serrat es la letra. De niño cantaba sin juzgar lo que decía la letra, por la melodía, por el baile, por lo que sea. Es una forma muy hermosa de acercarse a la música”. A la hora de sus canciones, las canciones de su banda, no se anima a definirlas: “No sé cómo explicarlo. No sé si tiene que ver con eso que en la fotografía se llama ‘el punctum’: la cuestión, la idea, esa chispa. Si no tiene eso, es balbuceo. Puede ser una palabra sola, un abordaje, muchas cosas. Pero necesita eso”.

MÚSICA

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2021-09-18T07:00:00.0000000Z

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