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Bolsonaro “genocida”. Así lo denunciará la comisión investigadora de la pandemia del Congreso brasileño.

Clima tenso en Beirut al día siguiente de los incidentes armados entre milicias chiitas y cristianas en la capital libanesa. El eje de la disputa es la investigación por la explosión en el puerto de agosto de 2020.

Líbano enterró ayer a las víctimas de los enfrentamientos ocurridos la víspera, los más violentos en años, que sacudieron el centro de Beirut y avivaron el espectro de la guerra civil. En total fueron siete muertos y más de treinta heridos. El director de la organización, Georges Ketané, advirtió que entre los heridos hay varios en estado crítico, por lo que no se descarta que el número de muertos pueda aumentar en las próximas horas.

El Ejército de Líbano informó de la detención de nueve personas “en ambos bandos” sospechosas de estar relacionadas con los actos violentos. Entre los arrestados hay un ciudadano sirio. Las Fuerzas Armadas iniciaron una investigación de los hechos y mantuvieron contactos con miembros de ambas partes para “contener la situación y evitar un deslizamiento hacia la lucha”.

Chiitas. Seis de las siete víctimas pertenecían a los dos partidos chiitas, el Hezbollah proiraní y su aliado, el movimiento Amal, que organizaron el jueves una manifestación ante el palacio de Justicia de Beirut para exigir el reemplazo del juez encargado de la investigación sobre la explosión en el puerto de la capital, el año pasado, que dejó más de 200 muertos.

Hezbollah y Amal exigen la destitución del juez Tareq Bitar. A pesar de las presiones, el magistrado quiere procesar a varios funcionarios vincuados a ambos partidos. Pero los funcionarios se niegan a ser interrogados a pesar de que las autoridades han reconocido que las enormes cantidades de nitrato de amonio que explotaron habían sido almacenadas durante años sin precaución.

Ayer, en un discurso pronunciado durante el funeral de dos miembros de Hezbollah en los suburbios del sur de Beirut, Hashem Safieddine, un alto cargo de la milicia chiita, acusó a la formación cristiana Fuerzas Libanesas de haber “provocado deliberadamente una masacre”, con el fin de desencadenar “una nueva guerra civil”.

“Como en 1975”. Cientos de personas asistieron a los funerales de los dos miembros del Hezbollah, cuyos féretros estaban envueltos en la bandera amarilla del partido y flanqueados por combatientes en traje de combate. Un tercer miembro de Hezbollah fue enterrado al norte de Beirut.

El movimiento Amal enterró a tres de sus miembros, entre ellos un joven de 26 años, en un funeral celebrado en un pueblo libanés, entre nutridos disparos.

La séptima víctima es una madre de cinco niños que murió al ser alcanzada por una bala perdida cuando se hallaba en su casa.

Las dos formaciones chiitas acusan al partido Fuerzas Libanesas de haber puesto a francotiradores en los tejados de edificios próximos al palacio de justicia y disparar contra sus militantes que se acercaban a los vecinos barrios cristianos. Las Fuerzas Libanesas desmintieron estas acusaciones, exigieron una investigación oficial y acusa

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2021-10-16T07:00:00.0000000Z

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