“Descubrí mi felicidad en el set”

La elección de Daniel Werner para dar su primer paso como director en el mundo del cine (un mundo donde tiene kilómetros de experiencia como productor) es, cuanto menos, osada. “Thriller erótico” es un subgénero asociado a otro momento del cine, a otros impulsos de los relatos en Argentina. Y aún así, de la mano de Renato Quattordio, Romina Ricci y Rafael Ferro, su ópera prima, Amor

bandido, se lanza de lleno a esa experiencia. ¿Cuál es la razón de su elección? Daniel Werner:“creo que en el juego de la mente, no puedo decidir qué desear. Ni las ideas que me nacen de los sueños, como fue el caso de Amor bandido. Argentina es uno de los países donde ese tipo de producciones gusta mucho. Recuerdo, como productor de Terror 5, que estuvimos muchas semanas en Hoyts Abasto por ejemplo”.

—Después de tanto tiempo en la producción ¿qué era lo que sabías que querías hacer en tu ópera prima?

—Recuerdo cuando estudiaba cine, en primer año, un profesor de guion me preguntó: “¿Vos qué querés contar?”. A mis 18 años no tenía ni idea qué quería contar, pero siempre desde el primario que se me ocurren ideas. Me traumó esa pregunta. Pero luego fui descubriendo que los procesos de cada uno son completamente distintos.

—¿Cuán difícil es hacer una película en Argentina?

—Amor bandido fue una película difícil de hacer, como todas. Pero ser director, guionista y productor es algo que no se lo recomiendo a nadie. Luego de 20 años produciendo para otros directores descubrí mi felicidad durante el rodaje. Tanto en el corto que hice antes, Nadador, como en Amor

bandido disfruté mucho del rodaje y el montaje. Trabajar con actores fue de las cosas más bellas, ya que solo se habla del proceso creativo y de cómo fomentar eso.

—¿Qué crees que define antes que nada a esta película?

—Creo que es una película genuina, pura, concreta, y te deja pensando. ¿Quién nunca se enamoró de la persona equivocada? Si te tengo que decir algo hoy en día sería como lo que dicen los personajes en la escena de la bañera. A esta película la define la electricidad. Esa cosa que nos corre por todo el cuerpo y nos va cambiando poco a poco. Nos deja enamorarnos pero también nos pone a 220 voltios con pura energía.