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El teatro es el lugar del ser del cambio

NATALIA ARTEMAN* *Actriz en Aktrissa Chayka.

Claudio Gatell fue actor, poeta, dramaturgo y director de teatro. Fue mi director. Es necesario, en este texto, armar un pequeño altar en su honor y quemar algunas velas para que su espíritu sonría. Jean Paul Sartre anunció que podemos ser observados por una ausencia. A mí me dirige un director interfecto. Gatell falleció en el 2020, por diversas complicaciones de salud, una semana antes de morir estábamos organizando ensayos en nuestro proyecto.

Aktrissa Chayka (“actriz gaviota” en ruso) es una obra que funciona como una

matrioska: la pieza se compone de múltiples capas que se van develando, una tras otra. Estas capas responden a La Gaviota de Anton Chéjov, estrenada en Rusia a principios del siglo XX.

Su argumento incluye a Nina, una joven que sueña con ser actriz, su madre murió y su novio, Tréplev, escribe una obra para que ella actúe. Arkádina es la madre de Tréplev, una actriz madura reconocida que sale con un escritor famoso mucho más joven que ella. Trígorin, el escritor, se ve atraído por Nina y este vínculo termina en un desastroso romance dónde Nina pierde un hijo. Dos años después los cuatro se reúnen. Nina es actriz, pero la vida del espectáculo no es lo que pensaba. Tréplev se intentó matar y falló. Trígorin y Arkádina están de nuevo juntos. Nina sigue enamorada de su efímero amante que la abandonó. Cuando Nina parte nuevamente, Tréplev se mata.

Aktrissa Chayka expone -como una muñeca rusa- todos los elementos de La Gaviota.

Luego de ver a Nina nos encontramos con Vera Ferodovna. La actriz fue la primera en interpretar al personaje mítico de La Gaviota, dirigida por Stanislavski en 1904. Por lo tanto no sólo se abordan los aspectos ficticios sino hechos sumamente interesantes en los fundamentos del teatro como lo conocemos.

Todo esto es Aktrissa Chayka en un solo cuerpo... y algo más. El subtítulo de la obra es “Oda al Teatro”, idea de Gatell, quién durante mis visitas al hospital dónde intentaba recuperarse, a principios del 2020, filosofaba sobre todos los miedos de convertirse en ausencia.

Es movilizante estar de cara al estreno de una obra premonitoria que encierra historias teatrales de hace más de 100 años, pero que en realidad expone los sentimientos de un director junto a una actriz que queríamos, incluso antes del último giro mundial -una pandemia- hacer honores al arte que nos reunió.

Durante los ensayos del unipersonal, nuestro proceso con Claudio fue con múltiples altibajos: los ensayos comenzaron en el 2018, pero a comienzos del 2019 una persona muy cercana a mi vida decidió dar fin a su existencia. La obra tenía muchísimas referencias a este tipo de actos y para mí fue imposible seguir como veníamos.los ensayos eran una tortura emocional de una realidad carnívora: no había ficción en mis palabras. Así que es allí cuando una tarde, cuando le acerco una biografía de Chéjov a Claudio, decidimos que la actriz real, la que porta a los personajes, la que se llena de capas, debía estar presente.

Nunca pensé que actuaría para un fantasma.

Esta obra es un antes y un después para mi vida. Luego de las pérdidas, de la imposibilidad de hacer teatro, el regreso huérfano como actriz en soledad me estruja un desesperado deseo del abrazo, convertido en aplauso, después del silencio.

Con Claudio Gatell coincidimos en que el teatro es la esperanza.

CONTRATAPA

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2021-10-16T07:00:00.0000000Z

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