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“Nunca hay un punto de llegada”

Se presenta en el país para una serie de actividades el último gran discípulo del mítico creador polaco Jerzy Grotowski.

ANA SEOANE

Decir Jerzy Grotowski (1933-1999) es recordar a uno de los creadores más revolucionarios del teatro del siglo XX. Por eso la llegada de su último discípulo, Thomas Richards al país tiene trascendencia. Maestro y aprendiz se conocieron en Nueva York y en 1986 crearon el Workcenter de Jerzy Grotowski y Thomas Richards, en Pontevedra, Italia. Son doce miembros de distintas nacionalidades, quienes iniciaron su gira por Latinoamérica, en Colombia, luego Chile, llegaron a Buenos Aires y finalizarán en Rosario, para participar del Festival Experimenta Teatro del grupo El Rayo Misterioso, desde el 7 al 13 de diciembre.

Presentarán dos espectáculos gratuitos gracias a la Uni

versidad Nacional de las Artes, el Instituto Nacional del Teatro y UOCRA Cultura: ¡Han! (27 y 28) y Sin fronteras (4 y 5 de diciembre). El 3 de diciembre dará la conferencia: T”reinta y cinco años del Workcenter: una Retrospectiva”.

—¿Qué significó ser nombrado por Grotowski “colaborador esencial”?

—Mi labor junto a él duró trece años y tuvo diferentes etapas. En 1986 me pidió que fuera uno de sus asistentes para fundar en Pontevedra el Workcenter. Lo viví como un honor y responsabilidad. Tenía veinticuatro años, entré en un colapso psicológico, ya que quería seguir siendo protegido, quería volar, y eso me resultaba un peso enorme. Empecé a quejarme, entonces vi que focalizaba su atención hacia otra persona. Ahí entendí lo que es ser un guerrero, tolerar las espinas para ver los pétalos de las rosas. Escribí mi primer libro y en el prefacio usó este término hacia mí: “colaborador esencial”.

—Dijo: “Nuestro método tiene que ver con vivir el ahora”. ¿Cambió por la pandemia?

—La pandemia es un gran cambio, toda nuestra vida se vio afectada. ¿Pero cambió al ser humano o a su naturaleza? Creo que no, es sólo una modificación circunstancial, como un terremoto. Es severo, pero sin embargo debemos ser cuidadosos sobre cómo vemos este cambio. Aunque la situación se altere no siempre las personas se modifican. Los obstáculos y presiones que existen son hoy diferentes. Algunas personas pensaron que no podíamos seguir trabajando, pero nosotros elegimos otro camino, no nos rendimos, aunque cantáramos vía Zoom. Extrañamente vimos que pudimos hacer sesiones on line, confrontamos el obstáculo, no huimos de él. Siento que el grupo ganó. Descubrieron su propio eje interno, desde sus casas.

—¿Cómo definiría a ¡Han! y “Sin fronteras”?

—Son ejemplos de procesos creativos que encabecé en el Workcenter. ¡Han! está interpretado por una actriz surcoreana, quien lo creó. Se transforma de un personaje a otro, como las nubes en el cielo. Sin fronteras está basado en Beben del autor chileno, Guillermo Calderón. Me impactó el texto, trata de una líder de una Ong que habla después del terremoto del 2010, en Chile. Vimos cómo se involucraba el ego de la persona que quería ayudar a la gente. Me gustó esa complejidad y la ironía del monólogo e impulsé al grupo en el 2016. Así nació Sin fronteras… una historia dentro de otra historia, que se inicia con realismo y va cada vez más profundamente hacia el interior de la gente.

TEATRO / MÚSICA

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2021-11-27T08:00:00.0000000Z

2021-11-27T08:00:00.0000000Z

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