“De mi obra se van felices por un momento”

Sebastián Presta ha vuelto con la comedia Mi madre, mi novia y yo, bajo la dirección de Diego Reinhold. En la obra, Presta es un solterón que de una vez por todas le presenta su novia (Victoria Almeida) a su complicada madre (Graciela Tenenbaum). La propuesta es parte de la oferta teatral de la ciudad de Buenos Aires (en la sala Picasso del Paseo) en un verano que sigue peleando contra los números de los contagios. Presta habla de la capacidad del humor de acompañar en tiempos difíciles: “Yo creo que la comedia en estos tiempos le ha permitido a la gente hacer un pequeño paréntesis, dejar de pensar por un ratito en el maldito Covid y en los problemas que puede llegar a tener cada uno y divertirse y relajar. Algunos dicen que la risa es sanadora y hablando de mi obra se van felices, una hora y minutos que la gente se olvida de todo y se va feliz. Ha colaborado mucho la comedia, en estos tiempos y en otros también.

—¿Qué es lo que crees que ha definido tu vínculo con la comedia?

—Mi vínculo con la comedia creo que empezó desde chico, yo miraba muchísima tele: en casa no se leía, no se escuchaba música, estaba la tv prendida las 24 hs. Para mí era fantástico ver a Los tres chiflados,a El gordo y el flaco, un Cantinflas, un Jerry Lewis, Benny Hill, El chavo del ocho

(Chespirito me encanta), y las peliculas de Olmedo. A los 17 años descubrí el teatro, me llevaron a ver una comedia y quedé encantadisimo. Ahí dije

“yo quiero hacer esto”. Ahí empezó todo, empecé a estudiar y a entrenar, en mi niñez y adolescencia nació todo pero jamás me imaginé que yo iba a hacer esto, no me lo podía imaginar. Es un sueño hecho realidad.

—En un instante donde todos creen hacer comedia, en redes sociales y más, ¿cómo generar una diferencia entre lo inmediato y un espectáculo diseñado dentro del género comedia?

—La diferencia se genera sola. Hay muchos chicos haciendo sketches,comedia y situaciones graciosas. Gente que actúa y gente que no. Tik Tok permitió que alguien que no actúa, haga reír y eso es fantástico. Antes tenías que ser actor para hacer reír y no, no tenes que ser actor. La diferencia está entre algo inmediato que puede llegar a ser gracioso o no, y el laburo que hacemos como por ejemplo en la comedia que estoy haciendo ahora, en donde estuvimos seis meses escribiendo y reescribiendo.

—Trabajas mucho sobre los clichés del argentino ¿cómo los vas descubriendo o espiando para lograr procesarlos a tu obra?

—No se si trabajo mucho pensando en eso, me sale solo porque no conozco otra cosa que el humor argentino. Me sale muy de argento y me gusta cuando la gente se siente identificada.