“Es un disco que inventa su propio mundo”

La cantante es parte de un equipo que a partir de una serie de cintas descubiertas en Buenos Aires generó una reedición de lujo con voces como Rubén Rada y Verónica Indart.

Hay un disco muy importante en la vida de Juana Molina. Todavía hoy recuerda cuando, siendo apenas una niña, lo escuchaba en el living de su casa “sin preguntarme por qué, sin culpa, sin dar explicaciones, sin saber del todo bien qué era, en definitiva, porque no sabía ni siquiera quiénes tocaban; a duras penas tenía el nombre y conocía la tapa como para buscarlo y ponerlo”, revela ella ahora. Ese disco se llama Musicasión 4 ½ y acaba de cumplir cincuenta años. Y por esas cosas del destino otra vez reapareció con fuerza en la vida de Juana cuando un amigo coleccionista de vinilos y amante de la música rioplatense de los años 70, Mario González, le contó que el sonidista uruguayo Mario Píriz le había pasado unas cintas con grabaciones de los shows en los que se grabaron los temas de Musicasión 4 ½.

En esas cintas, que habían quedado olvidadas en algún rincón perdido de un estudio, había algunas joyas de aquellos conciertos de fines del ‘69 en el Teatro del Galpón de Montevideo que no fueron incluidas en la edición original de ese álbum que Juana adoraba de niña y que ahora acaba de ser reeditado por el sello Sonamos, fundado por ella y González justamente para llevar adelante este precioso rescate emotivo.

“Es un disco con el que tengo una conexión muy fuerte, me parece increíble que hayan aparecido estos temas inéditos y que les lleguen las cintas justo a alguien que está relacionado conmigo -explica Juana-. Yo lo escuchaba sin ninguna conciencia, de hecho nunca le había prestado atención a ese tipito que aparece en la tapa y que contenía una clave: aludía al hombre oprimido, tenía un significado político relacionado con la época. Yo ni le daba bola a eso… Conocía a la perfección el disco, pero como no había fotos ni letras me quedaba hipnotizada con esos cuadrados de la ilustración de la tapa, que para mí eran como un túnel del tiempo. Me quedaba mirando la tapa e imaginando las cosas que esa música me proponía”. La reedición de Musicasión 4 ½ es de lujo: un álbum doble -el original + un disco extra con 18 grabaciones nuevas, 15 de ellas inéditas + libro bilingüe de 20 páginas. Cuesta 9.000 pesos y se consigue en la web del flamante sello Sonamos.

“La música que más me gusta es la que me propone imágenes, o que tiene un universo propio en el que puedo zambullirme, un mundo abstracto, digamos… Y Musicasión 4 ½ sin dudas tiene eso. Es un disco fresco, atemporal y que inventa su propio mundo”, argumenta Juana, que este año volvió a presentarse en vivo luego del largo paréntesis impuesto por la pandemia.

“Cada disco que hago es como irme de paseo a un lugar desconocido -agrega-. Pero siempre voy a lugares que por alguna razón tienen alguna relación con lo que ya venía haciendo. Es todo parte del mismo proceso, no es que no me reconocés de un disco a otro. Una vez que encontré un camino, algo que pasó a partir de Segundo, el disco que edité en el 2000, fui en una dirección concreta, pero tratando de encontrar cosas nuevas. Descarto las canciones que me hacen acordar a lo que hicieron otros, eso sí: si ya lo hizo otro, ¿para qué lo voy a hacer yo? Siempre fui muy exigente conmigo misma en ese aspecto. No digo que haya inventado nada, ojo con eso. Muchos músicos de una misma época hacen cosas similares y no se conocen entre sí. Lo que quiero decir es que tener un propósito con la música la transforma en aburrida. Si tenés un propósito concreto, un objetivo, en lugar de inventar algo que te guste de verdad, es probable que eso se note mucho. Se puede notar que querés ‘triunfar’, o ser aceptado, o parecerte a alguien… Y eso arruina todo, es muy feo. Me parece muy triste que queden en evidencia las intenciones detrás de una obra artística”.