Kiosco Perfil

Mirar más allá

SON MADRE E HIJA Y ESTÁN AL FRENTE DE PÜLKU. UNA HISTORIA DIFÍCIL PERO REVELADORA SOBRE EL PROYECTO DE DOS MUJERES QUE ENCONTRARON EN DIFERENTES MOMENTOS DE SU VIDA SU SUEÑO: PRODUCIR SIDRA ARTESANAL.

TEXTO: F.G.D. FOTOS: ROMINA BUIATTI.

Todo fue inesperado, sorpresivo, difícil (sigue siéndolo) y maravilloso. En 2010 María Inés Caparrós y su marido, Ernesto Barrera decidieron dejar de trabajar para terceros y animarse a un proyecto propio. Renunciaron a sus respectivos trabajos (ella es ingeniera química y él ingeniero agrónomo) y comenzaron a buscar qué hacer. “En el ínterin fueron a visitar a mi hermana -que en ese momento estaba viviendo en Londres-. Ella no toma alcohol, pero les comentó que estaba fascinada con la sidra de pera”, cuenta la hija de ambos, Mariana, hoy también a cargo del proyecto. Así fue como se les ocurrió producir una sidra artesanal de calidad en Argentina, viajaron por diferentes zonas sidreras para informarse al respecto, regresaron al país y compraron una finca en el Alto Valle de Río Negro (provincia en la que nacieron y vivieron mucho tiempo).

Camino a los buenos paladares

En el mundo existen más de 7500 variedades de manzanas, pero en Argentina se cultivan más que nada las llamadas “de mesa”, que son la gala, la deliciosa o la Granny Smith, entre otras. En Río Negro hay también gran cantidad de plantaciones de pera, especialmente de la Williams, que es muy reconocida en todos lados. “Es como el Malbec de las peras”, apunta Mariana.

En el primer año de trabajo lograron sacar 1000 botellas a la venta y llegaron a grandes restaurantes como El Baqueano y Gran Dabbang. “En el valle les decían los locos de la sidra. Nosotras no estábamos para nada de acuerdo

MARIE CLAIRE

es-ar

2022-07-02T07:00:00.0000000Z

2022-07-02T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/282845079710982

Editorial Perfil