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Bolsonaro vs. Lula.

Mañana vota Brasil bajo un clima de mucha tensión y polarización política.

CECILIA DEGL’INNOCENTI*

Desde que el Tribunal Supremo Federal anuló su condena por corrupción, Luiz Inácio Lula da Silva comenzó una campaña silenciosa estrechando lazos con sus socios internacionales. Lo acompañó la socióloga y militante petista Rosangela “Janja” da Silva, que se convirtió en su tercera esposa en mayo pasado, dos años después de haber sido excarcelado de la cárcel en Curitiba. Bajo el estandarte de su “legado político”, el co-fundador del Partido de los Trabajadores apunta los cañones hacia el Palacio de Planalto con una idea clara: refundar el vínculo entre el gobierno y la sociedad, socavado durante la gestión bolsonarista y sus ataques a la institucionalidad.

Volver a las bases.

La campaña electoral del ex presidente de Brasil (20032011) se basó en su “origen obrero”. El símbolo apela a los más de 30 millones de compatriotas que viven en la pobreza en la primera economía de Latinoamérica.

“Luchamos la mayor de todas las batallas contra el hambre y vencimos. Hoy sé que preciso cumplir nuevamente esa misión”, declaró Lula al oficializar su candidatura. Pese a ser oriundo de Pernambuco, en el noreste brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva vivió la mayor parte de su adolescencia en la metrópoli industrial de San Pablo. El calamar abandonó la escuela para ayudar a su familia y tuvo varios oficios hasta que consiguió un empleo en la emblemática fábrica de tornillos. Allí perdió gran parte de su dedo meñique (un motivo de burla recurrente de su rival de ultraderecha) y construyó su exitosa carrera sindical que lo catapultó a las altas esferas del poder.

Del milagro económico al Lava Jato. En 2003 el ex sindicalista metalúrgico se convirtió en el primer jefe de Estado de origen trabajador en doscientos años de historia de Brasil. En sus ocho años de gestión, este hábil negociador fue reconocido a nivel internacional como el autor del “milagro económico” que incluyó mejoras en los principales indicadores socioeconómicos.

No obstante, la extraordinaria carrera del “hombre más popular de la Tierra”, según lo definió Barack Obama, se vio ensombrecida por los escándalos de corrupción Mensalao y Lava Jato. Más allá del presunto lawfare y del repudio a su figura, Lula mantuvo su influencia en la política brasileña y se sobrepuso a numerosas tragedias personales.

El poder económico lo conoce. Muchos lo acusan de revolucionario, pero su carácter está marcado por el pragmatismo. En el clima de alta tensión marcado por la escalada de violencia política, este “joven de 76 años” parecería ser el menor mal.

Con un 50% de intención de voto, el “pernambuquinho”, tal como lo define Janja, se prepara para su hazaña: superar a Bolsonaro en primera vuelta y comenzar a reconstruir la democracia brasileña. ■

*Desde San Pablo.

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2022-10-01T07:00:00.0000000Z

2022-10-01T07:00:00.0000000Z

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