Kiosco Perfil

Tiempo de profundizar la integración

DANIEL SCIOLI*

Desde su nacimiento como naciones soberanas, la Argentina y Brasil han sido llamadas a transitar juntas por el camino de la historia. El presidente Roque Sáenz Peña es quien mejor sintetizó la temprana apuesta de la Argentina por la convergencia con Brasil, al expresar, en su visita a Río de Janeiro en 1910, que con nuestro socio vecino “Todo nos une y nada nos separa”.

Inicialmente, nuestros países se apoyaron mutuamente en hitos de suma trascendencia para nuestra integridad territorial: la Argentina fue el primer país en reconocer la independencia de Brasil en 1822, así como Brasil fue el primer país en reivindicar la soberanía argentina sobre las islas Malvinas en 1833, junto a la nación hermana de Bolivia.

Posteriormente, en el siglo XX se llevaron a cabo numerosos esfuerzos para una integración bilateral que inició con los encuentros presidenciales entre Julio Roca y Campos Salles (1899 y 1900), y buscó profundizarse con la Declaración de Uruguayana suscrita entre los presidentes Arturo Frondizi y Janio Quadros en 1961.

Los anhelos de integración lograron materializarse en el histórico encuentro entre los presidentes Raúl Alfonsín y José Sarney en Foz de Iguazú en 1985, que inició un proceso que culminó en 1991 con la creación del Mercosur y la Agencia Brasileño Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares, dos pilares fundamentales de nuestra sociedad estratégica con Brasil y decisivos para la creación de un espacio de paz, comercio y cooperación en la región.

En este marco, ingresamos juntos al siglo XXI con importantes acuerdos bilaterales bajo los gobiernos de Lula da Silva, Dilma Rousseff, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, fortaleciendo mecanismos de cooperación existentes y creando nuevas instancias para profundizar la cooperación bilateral e intrarregional.

Hoy estamos frente a un nuevo contexto global. La crisis de la globalización requiere fortalecer la regionalización, y el impacto de la pandemia, la guerra en Ucrania, y la demanda mundial de alimentos y energía nos llama a reflexionar sobre nuestra estrategia de inserción regional e internacional. Cuando hablamos en estos términos, debemos partir de nuestro vínculo con Brasil como eje central, y la oportunidad de reformular nuestra alianza estratégica para lograr una mayor integración bilateral, que a su vez fortalecerá a la región como un todo.

Tenemos las condiciones para ello: nuestros países representan cerca de dos tercios del territorio, población y economía de América del Sur, y juntos tenemos el mayor complejo agroalimentario del mundo; juntos somos una potencia energética; juntos somos una potencia industrial automotriz; juntos podremos asegurar la soberanía energética y alimentaria de la región y responder a las nuevas demandas mundiales.

En este contexto, este domingo se celebrarán las elecciones presidenciales en Brasil, y tratándose de nuestro mayor socio, ello nos obliga a acompañar de cerca la evolución de su proceso democrático con atención. Ahora están dadas las condiciones para que avancemos hacia una integración más ambiciosa entre nuestros países.

La primera etapa de la misión que me confió el presidente Alberto Fernández al designarme Embajador en Brasil consistió en trabajar para la reconstrucción de la relación bilateral concentrando los esfuerzos para que Brasil se vuelva a convertir en nuestro principal socio comercial, objetivo cumplido con récord de exportaciones.

Ahora, frente a la nueva configuración del escenario internacional, se nos presenta una oportunidad histórica para diseñar un renovado acuerdo de integración bilateral de mayor profundidad, dotado de una visión desarrollista y progresista que nos permita potenciar nuestras capacidades en el beneficio de nuestros pueblos y lo que el mundo demanda.

Para ello, desarrollé un Plan Estratégico que profundiza la relación bilateral entre la Argentina y Brasil, compuesto por los siguientes capítulos: integración financiera; energética; industrial; agroalimentaria; logística; infraestructura; economía del conocimiento; telecomunicaciones; promoción de inversiones; facilitación del comercio; promoción de exportaciones regionales, estaduales, provinciales y de pymes; conectividad e integración aérea; ciencia y tecnología; Atlántico Sur; Antártida; asuntos nucleares; asuntos espaciales; defensa; recursos hídricos compartidos; asuntos fronterizos; medio ambiente; derechos humanos y género; educación; turismo; cultura y deporte.

Esta agenda de integración y complementariedad con Brasil fortalece nuestra soberanía, autonomía energética y alimentaria y garantiza enfrentar con éxito los desafíos presentes y futuros. Hacia allí vamos. ■

*Embajador argentino en Brasil.

INTERNACIONALES

es-ar

2022-10-01T07:00:00.0000000Z

2022-10-01T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/282020446176733

Editorial Perfil