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La era de los monopolios

JOAN CWAIK* *Autor y divulgador. Especialista en tecnologías emergentes.

Todos hemos jugado alguna vez al Monopoly (existía también una versión argentina conocida como El Estanciero). Este juego de mesa de Hasbro tiene su origen en los Estados Unidos de principios de siglo XX, pero se hizo popular en 1935, casualmente en medio de la gran depresión norteamericana (algo así como “si no podemos comprar inmuebles, por lo menos juguemos a que los compramos”). Y en la actualidad es uno de los más comercializados y jugados de su rubro.

El objetivo del Monopoly es claro: como su nombre lo indica, es necesario formar un monopolio de oferta para ganar la partida. Es decir, obtener todas las propiedades, o tener una cantidad tan grande de ellas que termine llevando a la bancarrota a toda la competencia, quedando como único jugador superviviente.

Eso que nos parece tan simpático y divertido –a pesar de haber generado más de una pelea familiar– es uno de los grandes riesgos de la economía capitalista, y que se ha intentado combatir históricamente por distintas vías. Si entendemos que un capitalismo sano es aquel en el que existe la plena competencia, se desprende –por pura lógica– que un capitalismo en el que existen monopolios no es del todo sano. Además de que tiene consecuencias visibles y concretas que afectan a toda la sociedad: manejo exclusivo de la oferta y del precio de un producto o servicio determinado. El clásico ejemplo para ilustrar las consecuencias de los monopolios es el de una de las industrias estrella del siglo XX: El petróleo. Supongamos que una petrolera tiene una posición monopólica siendo dueña de todos los pozos de petróleo, las refinerías y las gasolineras en un país determinado. Esa compañía tendrá el poder de fijar el precio del producto a su antojo, ya que las personas de esa sociedad seguirán necesitando petróleo, por más caro que esté. En una economía capitalista normal, esto se resolvería fácilmente: si el precio es muy alto, surgirán otros competidores que ofrezcan el producto a un valor más bajo, y por simple ley de oferta y demanda, se equilibran los precios. Pero, ¿y si, como dijimos en este ejemplo, la compañía tiene en su poder todos los pozos de petróleo? ¿Y si no existe posibilidad de que surjan competidores? Ahí es donde es necesaria una intervención en el mercado.

Ahora bien, las industrias del siglo XXI son muy distintas de las del siglo XX, por lo que los desafíos son muy diversos. En 2020, la comisión antimonopólica de la Casa de Representantes norteamericana publicó una exhaustiva investigación en la que se acusa a Apple, Amazon, Google y Meta (ex Facebook) de utilizar tácticas monopólicas y anticompetencia. El informe divide a estas cuatro grandes compañías en dos grupos. Apple y Amazon están acusados de fijar reglas que ponen en desventaja a vendedores y desarrolladores de software más pequeños. Pero por su lado, Google y Meta fueron acusadas directamente de convertirse en monopolios, implementando prácticas ilegales para eliminar competidores, imponiendo su tecnología a otros rubros y volviendo a su competencia casi insignificante.

Google gasta miles de millones de dólares cada año para garantizar que su motor de búsqueda esté instalado como opción predeterminada y exclusiva en navegadores y dispositivos móviles. Por eso, lo más probable es que cuando te compres tu próximo teléfono, tengas todo el kit de apps de Google ya instalado, y directamente uses el término “Google Maps” para referirse a cualquier aplicación de mapas. Esos acuerdos han sido muy rentables para Google, que controla alrededor del 80% de las búsquedas en línea que se realizan en Estados Unidos.

En una economía basada en el conocimiento y la información, los monopolios –o potenciales monopolios– generan un riesgo particular: ¿quién controla la información a la que tenemos acceso? ¿Qué pasaría si Google decidiera bloquear en su buscador la página de un periódico determinado? Algo similar a eso vimos durante 2020 en Twitter, cuando la red social decidió bloquear la cuenta del expresidente norteamericano Donald Trump, o en Facebook, cuando se decidió eliminar información que podría parecer falsa sobre la prevención del Covid-19.

¿Es el capitalismo del siglo XXI un capitalismo de monopolios digitales?

POLÍTICA / IDEAS

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2022-12-03T08:00:00.0000000Z

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