Una comedia cordobesa plena

Los inoportunos se filmó en Córdoba, y no solo eso, aprovecha su estética para alterar cualquier perspectiva o lugar común: es una comedia de época, de departamento, donde prima el absurdo como pocas veces en el cine argentino reciente. Su director, Ismael Zgaib, habla sobre su particular film: “Los inoportunos nace por una necesidad de reírse de uno mismo, de cierta tendencia egoísta que un poco nos caracteriza como seres humanos. Por eso la idea de un protagonista que queda aprisionado en su propia casa, perdido entre el ego de todos sus vínculos. Si bien ninguno de los personajes tiene un impedimento real por el que no puede irse, todes sienten la necesidad de quedarse porque deben resolver un problema que ellxs perciben como urgente”. Y suma: “No hay nada más personal que el hogar y no hay nadie mejor que la familia para transgredir ese espacio y cooptar la libertad de uno. Esto no quiere decir que el protagonista sea una víctima, tiene sus propios mambos, otros, y de hecho una de sus principales fallas es la imposibilidad de decir ‘no’ y es en ese conflicto donde aparece la mayor parte de la comedia de la película. La estética de Los inoportunos se desprende un poco de preguntarnos, desde muy temprano con Nicolás Abello (co-guionista de la película), qué tipo de comedia queríamos escribir, y siempre se pensó con el objetivo de generar comedia a partir del recurso cinematográfico y no depender de chistes “dichos”, que probablemente fue lo que más intentamos evitar”.

—¿Cómo definirías vos el tipo de cine que representa? —La tradición de la screwball comedy americana o de películas argentinas como las de Carlos Schlieper y Manuel Romero se vuelven una inspiración y una referencia clara a la hora de construir la estética general de la película. Los inoportunos para mí es una manera de volver a ese cine clásico que tanto amo, pero bajo la idea de buscar la manera de volverlo algo propio.