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COMER: LA CLAVE VITAL PARA ALIMENTAR A NUESTRO CEREBRO

Este órgano demanda la misma cantidad de oxígeno y de energía que toda la musculatura de una persona adulta. Aquí, las claves para cuidarlo según lo que comemos. La importancia del desayuno.

Normalmente, el cerebro humano es el órgano que más energía consume en relación a todo lo que “gasta” el cuerpo. Nuestro cerebro consume exactamente la misma cantidad de oxígeno y de energía que toda la musculatura de una persona adulta.

El cerebro es también el órgano más débil si descuidamos la cantidad y la calidad de nuestra alimentación. Desde el embarazo, el cerebro es el órgano que crece más rápidamente y durante el primer año de vida triplica su peso. Por esta razón la desnutrición deja huellas imborrables en ese órgano. La cantidad de neuronas será menor y esto determinará un menor coeficiente intelectual en el adulto. Después del primer año de vida, el cerebro ya no crece a esa velocidad, va a poder seguir creciendo pero no tan rápidamente.

Necesita alimentarse

El cerebro se alimenta solamente de la glucosa que está en la sangre, si es necesario puede sintetizarla sacando materia prima del músculo. Nunca se puede quedar sin glucosa, por esta razón todo el cuerpo se pondrá al servicio de este órgano, desde el tejido adiposo, el hígado e incluso las masas musculares. Esto lo hace nada más que por supervivencia, si no lo hiciera o no lo pudiera hacer, entraría en una fase de irritabilidad primero, somnolencia, pudiendo llegar al estado de coma si el ayuno se prolonga.

Por lo tanto, la naturaleza es sabia y le va a aportar esa glucosa de cualquier manera. El cerebro gasta lo que no gasta el cuerpo, porque la naturaleza le da prioridad a expensas de cualquier otro órgano. Es un órgano macizo con una estructura densa subdividido en muchas áreas para cumplir las diferentes funciones de vista, gusto, olfato, oído, motricidad y sensibilidad. Uno de los pilares es que tiene muchos ácidos grasos en su composición. Y cuando hay mayor cantidad de ácidos grasos, mayor es la posibilidad de que se oxide un tejido. Y, por otro lado, el cerebro tiene gran cantidad de hierro, y el hierro es un mediador en la oxidación, si no, pensemos lo que ocurre con un clavo, cuando está a la intemperie bajo la acción del oxígeno. Por eso mismo, un cerebro que tiene mucho oxígeno, mucho hierro y muchos ácidos grasos es factible de oxidarse con facilidad.

Tenemos que cuidar mucho el cerebro, haciendo hincapié en la cantidad de antioxidantes que comemos, presentes en frutas, verduras, cereales integrales.

En el caso de empezar con trabajos intelectuales o estudiar fuertemente, es necesario comer elementos como una fruta, un licuado de fruta fresca, avena, lácteos, un revuelto de huevos, o para mayor seguridad que a todos les hará bien, las claras del huevo, que tienen una proteína animal de las de mejor calidad y disminuir un poco la ingesta a la que estamos acostumbrados. Desayuno significa romper el ayuno para el cerebro, disminuir las facturas, los panes blancos, el azúcar refinada, que ocupan el lugar en nuestro estómago y nos sacian sin aportar los otros elementos que sí necesita el cerebro. Hay distintas formas de presentar e ingerir la fruta a la mañana. El huevo también y acompañado de algunas semillas, como puede ser las semillas de sésamo, girasol, que también aportan ácidos grasos de buena calidad. Si nos gusta comer una banana a la mañana, excelente, tiene muchas propiedades y la podemos acompañar de 3 nueces que están aportando, aparte de vitaminas, una cantidad interesante de omega.

Dra. María Alejandra Rodríguez Zía – MN 70.787 Médica Clínica UBA / Endocrinología UBA Instagram: @medicinaorthomolecular

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2021-06-12T07:00:00.0000000Z

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