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¿Cuál es la mejor lancha?

A la hora de tomar esa decisión tan anhelada surge esta pregunta clave. Algunos tips para encontrar, al menos, el camino más directo hacia una buena elección.

Martín D’Elía. Por

A la hora de tomar esa decisión tan anhelada surge esta pregunta clave. Algunos tips para encontrar, al menos, el camino más directo hacia una buena elección.

Una vez que nos hemos convencido de hacer la compra de la primera lancha o de cambiar la que ya tenemos, la alegría del momento puede opacarse a la hora de empezar a elegir y comparar. Seguramente, la que más nos gusta está fuera del alcance económico o no nos convence del todo. Tal vez debamos primero vender nuestra embarcación para acceder a la nueva, y los tiempos y costos variarán de manera considerable. O no. Es –para variar– un momento extraño en la economía del “Nunca Jamás”. Pero sigamos con la idea principal, que no decaiga…

Sostengo que una vez tomada la decisión, se debe empezar un proceso de disfrute, no de problemas. La ansiedad debe quedar de lado, pues eso nos juega en contra. El primer tema a tener en cuenta es saber nuestra realidad económica (cuando dinero invertiré) y cuál es la necesidad real en función de: grupo familiar, tipo y frecuencia de navegación, potencia estimada, lugar de guarda, equipamiento adicional, etc. Cuando hablamos de dinero disponible, suena quizás muy directo o agresivo. Pero, hay que ser realista ante la posibilidad concreta que cada uno tiene, para buscar dentro del segmento correspondiente y, si existe, estar atento a alguna buena oferta u ocasión en un escalón más arriba.

Capacidad vs eslora

Ahora bien, sabiendo claramente el punto anterior, podemos enfocarnos en la realidad de cuántos somos a la hora de navegar: una pareja con hijos pequeños, un matrimonio mayor, tal vez un joven que recién se inicia, una sociedad de amigos o parientes…

las necesidades siempre serán diferentes, incluso en frecuencia de salida. Podemos proponer como máximo una eslora total desde 4,5 m hasta 6,5 m, modelos Cuddy incluidos. Las dimensiones no son casuales o selectivas, sino que abarcan el rango promedio de las lanchas existentes en el mercado, entendiendo por lancha aquellos cascos con motorización fuera de borda o dentro fuera, con cockpits amplios, consola en timonera y acompañante, parabrisas envolvente completo y sector open en proa. En el caso de las cuddy, proa cerrada.

Embarcaciones especialmente equipadas para actividades náuticas específicas como esquí, wake, pesca profesional, competencia, etc., quedan excluidas pues son equipos puntuales sólo buscados y adquiridos por quienes realizan esas actividades (y lo bien que hacen…). Entonces, por ejemplo, una embarcación del tipo cuddy será mejor para un matrimonio con chicos pequeños, pues sea cual fuere la navegación y frecuencia, tendrá un lugar protegido para que los niños puedan dormir, jugar o para llevar la gran cantidad de elementos que los insumen (juguetes, ropa adicional, alimentos, abrigos, etc.), sin dejar de lado que por lo general estas embarcaciones cuddy disponen de un baño pequeño a bordo, muy útil para una jornada familiar. Algunos pescadores toman el mismo razonamiento, aunque por lo general el pescador necesita el sector open para cobrar una pieza o para tirar líneas adicionales.

Confort

La lancha tradicional puede ser idealparatodotipodeconsumidor, pues el diseño es similar en general, aunque varía en dimensiones interiores y comodidades. Butacas giratorias dan más espacio que las “back to back” o asiento enterizo a popa, que es mucho mejor que dos individuales a cada lado del fuera de borda. Todo dependerá de la cantidad de personas que naveguen en forma simultánea. ¡Principal atención a la capacidad máxima de personas que determine el astillero constructor! El fabricante de la embarcación asignó, por norma, una capacidad máxima de personas a bordo y su peso máximo admisible en kilos. No es un número sin sentido, está proyectado en función de muchas variables que brindan seguridad a la hora de navegar. Respetarlas es indispensable: jamás forzar la propia necesidad en algo que no es apto por norma.

Sabiendo entonces las plazas a bordo, entra en juego el análisis de la frecuencia y el tipo de navegación. Casos típicos para dar

ejemplo: personas o familias que tienen una isla, por lo que el uso de la lancha será importante, aunque quizás no sea necesaria una embarcación muy grande pero sí segura, con amplitud para llevar enseres y mercaderías, con algún cerramiento integral mejorado pues irán o volverán a su isla aún con clima adverso. Ese tipo de gente busca más una lancha confiable que moderna. Otro de los grupos es el de amigos que optan, tal vez, por una lancha de 20 pies con buena potencia, diseño moderno, espacio para tomar sol, lugares de guarda para conservadora, tal vez equipamiento de esquí o wakeboard y, por supuesto, buena música. En el camino también encontraremos a los que buscan una lancha para diferentes actividades, quienes seguramente optarán por una embarcación menos lujosa, pero muy amplia y de fácil limpieza y mantenimiento.

El pescador...

Es un tema aparte. Ellos desean llegar allí, donde está el pique. Pero no todos los pescadores son nautas. A muchos les importa poco el cómo llegar al lugar, no reparan en la lancha, la potencia y el espacio a bordo: sólo en llegar allí. Por fortuna, muchos pescadores saben de náutica y emplean sus propios conocimientos para encontrar la embarcación más acertada para arribar al lugar deseado, y la equipan al máximo. La eslora va en función de la potencia solicitada y, por carácter transitivo, por la capacidad de transporte necesaria. A esta altura de la nota ya tenemos idea del estilo de lancha, la frecuencia de navegación, capacidad de carga y personas a bordo; también de la eslora aproximada necesaria.

Otro tema es el tipo de motorización y la potencia. Nuestro ADN náutico sentencia que las embarcaciones deben tener mucha potencia… la mayoría de las veces inútil. Por lo pronto, es bueno respetar las potencias máximas que los astilleros proponen en sus modelos, sabiendo muchas veces que si descendemos un escalón en caballos siguen siendo equipos seguros y confiables. La otra cuenta a sacar es la capacidad de combustible. Si tengo 200 HP, un tanque de 100 litros será de autonomía limitada… pero para un 115 HP tal vez sea coherente. Muchos astilleros han incrementado potencia en sus modelos, pero dejando los mismos tanques… entonces, es importante saber a ciencia cierta qué consumo promedio tendremos en cada salida, para conocer si nuestro tanque nos ofrece autonomía necesaria.

¿Fuera de borda o dentro fuera?

Otra gran encrucijada. Si bien hay una demanda mayoritaria de motorización fuera de borda, los

dentro fuera de nueva generación (sin carburadores, con inyección directa) son una buena alternativa en lanchas mayores de cinco metros. Ocupan algo de espacio interior, pero su navegación es muy franca y serena. Esta posibilidad es más probable lejos de las grandes ciudades, pues los fuera de borda son más ágiles, livianos, y pueden elevarse perfectamente en aguas de poco calado, entre otras virtudes. Es una cuestión de gusto, de seguridad y facilidad de transporte.

La idea general ha tomado forma… y sería bueno ir viendo cuál es el formato externo que más nos llama la atención, sea por líneas, puntal, altura interna, etc. Posteriormente, tratemos de ver las opciones de interior, que no difieren mucho unas de otras, con excepciones tales como las sun deck (open de proa más amplio) o modelos con popas con pasillo de acceso y solárium. Estas versiones (muchas de ellas importadas) son muy solicitadas en los puntos más importantes del mapa náutico (zona norte del gran Buenos Aires, Rosario, Santa Fe y otros) debido a su izado y guarda efectiva en cómodas guarderías.

Nuevo o usado

Hecha una primera ecuación general, ya estamos con alguna idea genérica de qué tipo de embarcación nos hace falta, qué estamos buscando. De acuerdo a la condición de mercado, será mejor comprar un equipo cero horas sobre un usado, pero en otras circunstancias, una buena lancha usada es la opción más adecuada. Respecto del estado de esta última, sugiero asistencia profesional. Una buena consulta, aún siendo paga, es mejor negocio que comprar un problema. Ojo con los papeles: las embarcaciones tienen bastantes problemas con ellos porque la gente es descuidada al respecto: formularios extraviados, lanchas sin matricular o con cambio de motores no declarados, etc. Mucha atención: no comprar sin documentación en regla; eso nos ahorrará mucha salud y dinero.

Finalmente, la guarda. La mejor opción está en función del plan de navegación. Si lo hacemos con frecuencia todo el año, la guardería es el lugar ideal. Si nuestra navegación es netamente estival, se puede llevar la embarcación con un tráiler a un lugar más económico o, simplemente, a casa si amerita el lugar. Buscar una buena alternativa en cuanto a precio y servicio siempre vale la pena.

Creo que ya estamos más preparados para la compra. Una vez me aseguraron que la mejor lancha del río es… la del amigo. A no confundirse. La mejor lancha del río es, simplemente, la que nos dará mayor placer de navegarla con cero problemas. ¿Comenzamos la búsqueda?.... ¡Mucha suerte!

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2021-09-02T07:00:00.0000000Z

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