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Paraná de los Reyes, una zona con buen nivel de agua y excelentes dorados.

Relevamos el Paraná de los Reyes, al norte de Rosario, con carnadas y señuelos. Buenos ejemplares entre palos semisumergidos. Equipos.

Textos y fotos: JULIO POLLERO

Como todos sabemos, el río Paraná está sufriendo una bajante histórica, lo que acarrea un sinfín de dificultades que influyen de manera directa en la pesca deportiva. Sin duda, da mucha pena verlo así: lugares donde solemos ver largadas de más de mil embarcaciones, hoy podemos levantar polvo si entramos con un vehículo. Pero como se dice por ahí, la naturaleza es sabia y ojalá pronto lleguen las lluvias tan deseadas para poder volver a ver nuestro Paraná en su plenitud, dibujando deltas en toda su extensión y llenando arroyos para darle vida interior a las islas.

Mediante algunas charlas con amigos, guías, baqueanos de distintas zonas, fui buscando alguna posibilidad para realizar una nota de pesca de dorados, particularmente con artificiales, pero sin es

caparle a la carnada natural, obvio. Me convencieron una charla y algunas fotos de Luciano Davicino, guía rosarino y amante de la pesca. Debemos recordar que en la provincia de Santa Fe estuvo vedada cualquier tipo de pesca y arte náutica, por lo cual hubo que esperar un tiempito para lograr algún relevamiento. Una vez abierta la posibilidad, coordinamos fecha y armamos un lindo grupito para realizar nuestra salida.

Los equipos para el dorado se constituyen con cañas de baitcasting o spinning de entre 14 y 17 lb (1 lb = 453,59 g) con acción de punta y un largo promedio de 1,80 a 2,10 m. Los reeles deben ser frontales, medianos del tipo huevito o bajo perfil chico, o medianos cargados con hilo multifilamento de 30 o 40 lb. Si bien podemos utilizar los mismos equipos que para la pesca con carnada natural, para esta modalidad debemos agregar cañas de hasta 2,50 m de largo con acción de punta y reeles redondos con hilo multifilamento de 40 lb o nylon monofilamento del 0,40 mm. Además, snaps o mosquetones, anzuelos simples y triples, anillas de repuesto y leaderes de entre 40 y 45 cm de largo para los señuelos.

Si la idea es usar morena viva, ponemos plomitos pasantes y brazoladas confeccionadas con cable de acero, y anzuelos 7/0 y 8/0. Nunca olvidar pinzas de punta, bogagrips, tijeras, anteojos de sol, gorras con visera, y todo lo que nos pueda cuidar tanto del clima como de la pesca.

Punto de encuentro

Una vez organizado todo lo que íbamos a llevar, nos juntamos en una madrugada fresca y neblinosa con Hernán Michell y Natalio Seggioli, quienes serían mis compañeros de viaje en esta travesía. En un trayecto muy divertido y con muchas anécdotas recorrimos los casi 300 km que nos separaban del punto de encuentro final, al tiempo que El Negro Luciano, nuestro guía, se daba una vuelta por la casa de

pesca Ultimo Tiro, propiedad de otro amigo Daniel Lombardo, quien nos seleccionó una buena cantidad de morenas para realizar la pesca con carnada.

Llegamos de manera conjunta hasta Puerto San Martín, lugar donde bajamos la lancha y esperamos a que se disipara la neblina, realmente intensa y muy peligrosa para la navegación. Nos afincamos en uno de los l at er a les de la g ua rder ía y, café mediante, comenza ron las preguntas al guía sobre qué pesca realizaríamos. A sí nos contó acerca de las últimas sa l idas, los señuelos que mejor anduvieron, los sectores que más r i nd ieron, los t iempos de navegación entre lugar y lugar, pero en realidad nosotros solo queríamos arrancar y hacer todas estas pruebas sin que fueran solamente palabras.

De a poquito se iba dibujando la costa de enfrente y en ese momento decidimos arrancar despacito hacia nuestro primer punto de pesca. La navegación la realizamos a bajas revoluciones hasta que el guía nos dijo: “Armen el equipo para carnada que vamos a pasar por un chorro de agua caliente y, quién dice, metamos un buen dorado”. Llegados al lugar, muy cerca de la costa y entre algunos barcos que estaban fondeados, nos encontramos con Maxi, el dueño del comercio Saba Náutica, quien también nos acompañaría en este día de pesca. Cruzamos algunas palabras y nos anclamos a la espera del pique. No fue lo esperado, pero salieron algunos patíes, palometas y uno que otro doradito chico.

Entre los palos

Como la visibilidad estaba plena para la navegación, decidimos poner proa al norte y comenzar a castear los mejores lugares de pesca. Llegamos a una zona de palos y árboles semisumergidos donde la correntada se hacía más violenta. Con señuelos de pala 1 y 2 comenzaron nuestros tiros,

difíciles por cierto, pero con muchas ganas. A lgún toque errado pero nada en los primeros puntos de pesca.

Levantamos todo y en una cur va con el Pa ra ná de los Reyes encontramos actividad. P usimos señuelos Bendy 2 y los nuevos Raptor Rex que nos llevaron al éx ito en ese momento. Dorados de todos los tamaños, de dos kilos y algunos que superon los cuatro, realmente divertido.

Desde aquí nos cruzamos a una zona de barrancas, donde t a mbién est aba M a x i Saba pescando con carnada y con algunas fotos nos mostraba que venía levantando algún que otro dorado intersante.

Se terminaba el día y aún debía mos recor rer a lg unos pesqueros más cerca del puerto, por lo que emprendimos el regreso y tocamos esos lugares obteniendo unos pescaditos. Pero aún nos quedaba la segunda jornada de pesca, a la que llegamos muy tempranito para poder disfrutarla de punta a punta, ya que debíamos volver apenas pasado el mediodía. De común acuerdo fuimos directamente hacia los puntos donde más respuestas o piques habíamos tenido. En esta media jornada solo íbamos a pescar con señuelos, y nuevamente probamos con los de paleta Nº 2 y 3, que bajarían rápidamente al tocar las barrancas.

Buenos piques

Llegamos hasta un tronco insignificante sobre la costa para tomarlo como punto de partida en nuestra deriva. Bajamos el motor eléctrico para hacer todo más lento y comenzamos los casteos pegados a la costa. Primero nos tocó a Luciano y a mi clavar a dúo un par de buenos pescados, que si bien no picaron fuerte, pudimos doblegar para subirlos a bordo. Después fue el turno de Hernán y, tras él, Natalio agregó una colorida mosquita a su línea y pudo dar con otros cuantospiques.Sinceramente,nosestábamos divirtiendo pero teníamos que volver. Así que guardamos todos los equipos para navegar cómodamente, y después de unos 40 minutos de viaje llegamos a la guardería para emprender el regreso a Buenos Aires. Como dice la canción, “Rosario siempre estuvo cerca” y encima nos diobuenapesca,unagranatención y los mejores momentos con amigos.

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