Doble celebración

Leo Weekend desde primer grado (1973). Mis padres la compraban siempre que íbamos a Chascomús donde tenían casa de fin de semana. Me crié disfrutando de la naturaleza: pescaba, cabalgaba, exploraba senderos de tierra en bicicleta, improvisaba arcos y flechas, gomeras, hacía puntería con aire comprimido sobre latas vacías, caminaba a campo traviesa observando aves y plantas, armaba campamentos y fogones frente a la laguna... Leer Weekend en mi caso fue premonitorio: al egresar del secundario estudié periodismo y en 1993 ingresé como colaborador en esa misma revista que tantas satisfacciones me había dado. No sería pretencioso decir, entonces, que la conozco de toda la vida, porque –primero– la disfruté como lector y entusiasta del aire libre, posteriormente como redactor y desde hace 10 años como director. De alguna manera, cada uno forja su destino. Y, en mi caso, fue la conjunción perfecta.

Si bien conocía a Alberto Fontevecchia –su fundador– desde mis primeros pasos en la vieja redacción de Sarmiento 1113, estrechamos nuestra relación en 2011, ante el alejamiento jubilatorio de quien fuera director de la revista hasta ese momento, José Luis Aldorisio. Todavía recuerdo mi sorpresa al evocar sus palabras cuando, café de por medio, me deslizó: “Quiero que vos dirijas Weekend, te vengo observando desde hace años y sos la persona indicada”. Ser el conductor designado de uno de los mayores sueños y proyectos de don Alberto no era cosa menor, pero sí un doble desafío: no podía fallar en lo periodístico y no quería defraudarlo en lo personal. Durante 40 años la revista había sido líder del mercado en el segmento de pesca, turismo, náutica, tiro y outdoor.

Diez años después de aquellas palabras en su oficina del tercer piso del edificio de Chacabuco 271, Weekend continúa liderando el mercado del tiempo libre, tanto en el formato papel como en el digital. Trabajar día a día con Alberto Fontevecchia es una experiencia enriquecedora que no figura en ningún manual de coaching y liderazgo. De modales sencillos y humor refinado, hace escuela con cada comentario; escucha, dialoga, sugiere, respeta, aporta conocimientos y genera ideas. Hasta el comienzo de la pandemia todos los días debatíamos en persona el contenido de cada edición. Después lo seguimos por WhatsApp, pero él está siempre, en cada nota, en cada texto, en cada foto. Y eso mantiene viva la llama de su pasión, de ese entusiasmo que contagia con optimismo y que le permite celebrar por partida doble: 50 años de un sueño –de su sueño–, y uno de los pocos casos en el mundo en que un editor puede festejar las bodas de oro de su propia revista.

En este medio siglo de Weekend agradezco a: los lectores y anunciantes que comprendieron y apoyaron el proyecto; a don Alberto por la oportunidad de compartir esta ilusión, mezcla de periodismo y aventura; a todo el personal directivo de Editorial Perfil por ayudarnos a mantenerlo vivo; a quienes trabajan (y trabajaron) junto a mí codo a codo para lograr que la revista continúe siendo número uno; y a los colaboradores especializados que mes a mes nos deleitan con sus notas.