Kiosco Perfil

Cumbre a lo grande en el Bonete Chico.

Expedición de 13 días a uno delos gigantes de la Cordillera de los Andes en la provincia de La Rioja. La importancia de la aclimata ción. Equipamiento indispensable.

Por Federico Svec.

Junto con el Tres Cruces, el Huascarán, el Llullaillaco y el Mercedario, el Bonete Chico forma el grupo de los “6.700” de la Cordillera que, con escasos metros entre sus cumbres, se disputan el lugar de la cuarta montaña más alta de América después del Aconcagua, el Ojos del Salado y el Pissis.

Vamos a ver en esta expedición varios ejemplos de dificultades que nos hacen aprender de la experiencia, como la de aca mpa r cada vez a mayor altura, ascendiendo progresivamente hacia varios refugios históricos y luego hasta el CB (Campamento Base) y los campamentos de altura (C1 y C2).

La gran montaña se levanta en el extremo Sur de la Puna: un lugar remoto, inhóspito, por mucho tiempo poco explorado y aún hoy escasamente frecuentado. Los arrieros que llevaron a los primeros cartógrafos hablaban de dos Bonetes: el Grande al Norte y el Chico al Sur. En la década de 1960 los mapas de la Dirección de Minería y Geología marcaban al Grande con una altura de 6.872 m, y al Chico con 6.850 m. Recién luego de una expedición en la década de 1970 se corrigió el tema de las alturas y los nombres. La confusión vino del hecho de que los arrieros no hablaban de la altura de la montaña (no tenían forma de saberla) sino del tamaño aparente del cono cumbrero, del bonete, que comparaban a simple vista.

Con nuevas mediciones, el Bonete Chico resultó ser en realidad el más alto, con 6.759 m, y el Bonete Grande bastante más bajo: 5.943 m. El primero de ambos que recorrimos para esta nota es un estratovolcán, una acumulación de materiales expulsados del interior de la Tierra que, con el tiempo, tomó una forma cónica. La zona cumbrera es de poca pendiente y tiene dos cimas: la principal y la Norte, de 6.725 m. A sus pies, en una depresión volcánica y sobre los 5.000 m, está Corona del Inca, que se convirtió en un destino turístico para travesías 4x4.

Los refugios históricos

El camino hacia el Paso Internacional Pircas Negras por la RN 76 posee restos arqueológicos incaicos y una serie de refugios levantados a mediados del siglo XIX. Los dos primeros se erigieron en 1865 durante la presidencia de Bartolomé Mitre, y los 12 restantes se terminaron para 1873 durante la de Domingo F. Sarmiento. Son construcciones en forma de bóveda, sin puertas, donde para protegerse del viento y la nieve se entra por un pasillo en forma de espiral. El diseño tiene mucho de un maestro mayor de obras cosaco, quien aportó sus conocimientos basándose en las severidades del clima en la zona de Rusia de la cual provenía, Algunos están construidos sobre antiguos tambos incas, o al lado. Se utilizaron piedras de la región, unidas por una argamasa de cal, arena y agua. El más conocido es El Destapadito, cerca

no a una tumba que guarda un esqueleto. Dice la leyenda que es imposible cubrirla porque al día siguiente el esqueleto aparece destapado nuevamente...

Itinerario

El punto de inicio de la expedición es la localidad de San José de Vinchina, en el Noroeste de la provincia de La Rioja y a unos 1.330 km de Buenos Aires. Está a 1.450 m de altura, dispuesta a lo largo de la Ruta Nacional 76 y cercana a la Cordillera de los Andes. A la noche dormimos en un hostel del lugar, que dejamos al amanecer cuando un transfer 4x4 nos lleva hasta el pequeño pueblo de montaña Alto Jagüé, donde paramos a almorzar en lo de doña Graciela, quien nos espera con panes rellenos y unas empanadas fritas. Unos 60 km después, tras visitar distintos puntos de interés como el río La Troya o el Mirador de la Pirámide, llegamos al primer refugio: El Peñón, a 3.600 m, donde armamos carpas y usamos la histórica construcción solo como comedor. Por la tarde haremos una caminata para continuar con la aclimatación a la altura. Alto Jagüé era el poblado de varios arrieros que cruzaban el paso para llevar animales a Chile, como Cirilo Urriche, quien junto al profesor Vicente Cicchitti realizó la primera ascensión al Bonete Chico, en 1970.

Ganando altura

El tercer día comienza con un transfer de 35 km hasta el siguiente refugio: Mulas Muertas, a 4.250 m de altura. En el camino tendremos la primera postal de la inmensidad de la Laguna Brava. Para seguir aclimatándonos vamos a hacer un trekking por la laguna Mulas Muertas y un ascenso a un cerrito sin nombre hasta el punto panorámico de un mirador, lo que nos permite ganar un desnivel de 200 m. Son entre tres y cuatro horas de marcha. Mañana será la jornada en la que nos trasladeremos 10 km en nuestros vehículos hasta otro refugio a la vera de la Laguna Brava: el Retamo –o El Destapadito que mencionamos– a 4.330 m de altura donde, después de armar el campamento, haremos un trekking que costeará

la Laguna Brava, a 4.200 m, un espejo de agua salitrosa con protección internacional por su importancia como humedal y estación de aves migratorias, entre ellas, dos especies de flamencos (Parina grande y Parina chica) y chorlos o playeros. Además ascenderemos al cerro Don Mario (4.425 m) para encontrarnos con vestigios de ofrendas en su cumbre. Son unos 8 km de recorrido en total.

El día cinco también transcurre aclimatando, pero el seis ya dejamos el campamento caminando para ascender el cerro Morado (5.230 m), al Norte de la Brava. Es otra de las montañas sagradas para los Incas, y allí visitaremos el Mirador de Los Colosos, con vistas del Veladero, Reclus, Baboso y Bonete. Son unas 6 horas de trekking

que realizamos con calma.

A siete días de haber comenzado la travesía, nos trasladamos en 4x4 al CB Piedras de Cirilo, a 4.600 m, el último lugar donde podremos llegar con las camionetas y donde cargar agua potable, porque más adelante no hay. Armamos campamento, aclimatamos y la jornada siguiente la dedicamos para ascender al campamento de altura C1 (5.300 m) y adentrarnos en la montaña cargando todo en mulas y en nuestras mochilas.

Camino a la cumbre

En unas 6 horas de marcha recorremos los 6 km de subida. El paso se hace lento y la falta de presión de oxígeno repercute en nuestras cabezas y movimientos. Como hasta acá llegamos con tiempo de sobra, el día 9 permaneceremos en el C1. La idea de esta jornada sábatica es compensar el tiempo que podríamos haber perdido por mal clima o inconvenientes en el grupo. Al planificar una expedición, siempre es conveniente dejar días de back up.

Tal como estaba previsto, el 10º es para que ascendamos el C1 al C2 (5.900 m), son pocos kilómetros pero con un desnivel importante que nos preparan para el ataque final a la cumbre del Bonete Chico (6.759 m), que será mañana. La jornada se prevé exigente, de unas 12 horas entre ascenso y descenso al C2. Por eso salimos con las mochilas cargadas. La idea era hacer una variante de la Ruta Normal o SO por un pedrero de pendiente moderada, que al superar los 6.200 m por la cara Sur se convertirá en un zigzag entre piedras que conforman una especie de canaleta.

Al llegar al hombro que nos lleva a la cima entramos por el Oeste. En ese lugar, sobre los 6.500 m, podemos llegar a encontrar manchones de nieve, el viento suele aumentar aún más y la sensación térmica baja muchísimo. De hecho, la temperatura ronda los -15 ºC, por este motivo se la llama la Ruta de los Neveros. ¡Cumbre! Desde la cima vemos la tierra de gigantes que une La Rioja con Catamarca con montañas como el Pissis o el Veladero. También Corona del Inca. Disfrutamos, nos abrazamos, certificamos nuestro ascenso con imágenes y descendemos por el mismo camino.

Mañana será otra jornada de respaldo y pasado bajaremos al CB para trasladarnos en los vehículos a Vinchina, en un transfer de unas cuatro horas. Nuestra expedición había llegado a su fin.

CONTENIDO

es-ar

2021-09-30T07:00:00.0000000Z

2021-09-30T07:00:00.0000000Z

https://kioscoperfil.pressreader.com/article/283051237603385

Editorial Perfil