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Tras la acción perfecta.

Con un poco de conocimiento en la materia, y paciencia, podemos optimizar fácilmente la acción de nuestro revólver. Cómo hacerlo paso a paso.

Por Pablo Crespo.

Con un poco de conocimiento en la materia, y paciencia, podemos optimizar fácilmente la acción de nuestro revólver. Cómo hacerlo paso a paso.

Los usuarios de revólveres siempre están a la búsqueda de la acción perfecta. Esa que causa una inexplicable sensación de placer al disparar el arma. Algunas son magníficas de fábrica y otras no tanto, pero todas son pasibles de ser mejoradas con un poco de esmero de nuestra parte. En esta ocasión tomé un Smith & Wesson Modelo 10 –con una excelente acción de fábrica– con el objeto de optimizarlo. Lo primero que debemos hacer es conseguir un destornillador adecuado, que calce perfectamente en los tornillos, para evitar dañarlos. Una vez retiradas las cachas, procedemos a quitar los tres tornillos (pueden ser cuatro en modelos más antiguos) que sujetan la placa lateral, con el fin de quitarla y dejar el mecanismo a la vista (foto 1).

Para sacar la tapa lateral del armazón no ejerzamos palanca con ningún objeto metálico, a fin de evitar marcas indeseadas. Una operación correcta consiste en tomar un destornillador con mango de goma o material similar y, sosteniendo el arma sobre una mano con la tapa hacia arriba, golpear suavemente el grip dos o tres veces. Así veremos cómo la tapa se desprende del armazón.

Aflojando el tornillo que se encuentra en la parte delantera de la empuñadura (foto 2), procedemos a retirar el muelle real, en este caso un fleje plano. Con el muelle plano afuera, quitamos el seguro contra caídas y el martillo (foto 3), para lo cual deberemos primero oprimir la cola del disparador, llevándola hacia atrás. También, ya a esta altura, el tambor debe de estar afuera del armazón para trabajar más cómodos. Haciendo palanca con un destornillador fino, retiramos por un lateral el estuche del resorte de la cola del disparador, conjuntamente con esta última pieza (fotos 4 y 5).

Utilizando una base firme y plana, envolveremos en ella un trozo de lija 1.000 y procederemos a pulir a espejo la base del estuche del resorte (foto 6). Lo mismo haremos con la parte del armazón por donde desliza esa pieza hasta que, desplazándola de un lado a otro manualmente, no notemos ningún roce indeseado (foto 7). Estas dos últimas mejoras no serán posibles en algunas otras marcas –Taurus, por ejemplo–, por carecer de esta pieza. Posteriormente, saturaremos un cordón de algodón o similar con pasta de pulir y –enroscándolo un par de vueltas sobre los ejes–, tiraremos firmemente de un extremo y otro, con el objeto de pulirlos a espejo (foto 8).

Una sopleteada general con algún producto de limpieza en ae

rosol a todas las piezas y, con cuidado, siguiendo el procedimiento inverso, procedemos a armar el revólver. Una gota de aceite en ejes y en la base del estuche del resorte de la cola del disparador dará por terminada la tarea. Algo superlativo sería poder cambiar ese resorte y el muelle plano por un conjunto Wolff de menor libraje, con el fin de alivianar la acción, pero actualmente es difícil de conseguir en nuestro ámbito.

A riesgo de que los puristas pidan a gritos que ruede mi cabeza, me voy a permitir transmitir la experiencia obtenida tras muchos años de competir con revólver. Ante la imposibilidad de lo ideal (conseguir los Wolff), tomé el resorte espiralado que está adentro del estuche y –utilizando una amoladora o Dreamel– quité una vuelta y media. No lo corté sino que dejé el borde de la espira plano. Luego, al colocar el muelle plano (fleje), no ajusté el tornillo a fondo, lo dejé con una vuelta de destornillador más flojo. Prueben y notarán la diferencia.

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2021-10-29T07:00:00.0000000Z

2021-10-29T07:00:00.0000000Z

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