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Una jornada en el Delta con travesía en kayak y el trekking como complemento.

Travesía de jornada completa a remo por el Delta para llegar a uno de sus arroyos más preciados. Trekking a la quinta Noel y agitado regreso con viento complicado.

Textos y fotos: PATRICIO REDMAN

Hay lugares del Delta que destacan por su singular belleza; uno de ellos es, sin dudas, el arroyo Rama Negra Chico, a cuyas márgenes se extendía la quinta Noel y que el gran paisajista Carlos Thays se ocupó de forestar en el Siglo XIX. Con la llegada de la primavera y el ambiente más templado, nos lanzamos a efectuar esta navegación que incluye una caminata por un bosque soñado.

Río arriba

Una hermosa mañana, inusualmente tranquila, zarpamos contracorriente tomando los arroyos Fulminante y Gambado hasta llegar al río Sarmiento. Copiando la margen derecha para evitar el peor esfuerzo en contra, avanzamos con los kayaks lentamente. A poco de navegar nos encontraremos con el antiguo predio de Parque Lyfe y las típicas casonas de estilo inglés. Un poco más adelante pasamos el Museo Sarmiento, donde el procer vivió en 1860 y que conservó por espacio de tres décadas. Hoy guarda muchos objetos personales, como su cama y escritorio. Poco a poco pasamos el Sarmiento y nos adentramos por el río espera. En sus márgenes se encuentran innumerables casas de fin de semana y el ambiente isleño empieza a destacarse en varias construcciones.

De tanto en tanto efectuamos paradas de reagrupamiento y, poco a poco, nos adentramos en el Delta profundo: casas isleñas, chatas que transportan madera, la lancha almacenera y la visión de las familias en las riberas nos adentran en este singular recorrido. A lo lejos empezamos a divisar la quinta Noel con sus altísimos cipreses calvos y palmeras. En esta zona hay que navegar atentos para ubicar la boca del arroyo Rama Negra Chico, que se halla

casi oculta por la vegetación. El ambiente se torna mas agreste y ahí descubrimos la increíble variedad de especies que plantó Thays hace más de 100 años. Reconocemos araucarias, palmeras, liquidámbar, robles, cipreses calvos y casuarinas.

Es temprano y el sol filtra sus rayos sobre los árboles creando una atmósfera hermosa en el arroyo. Después de 40 años de trajinar el Delta sobre un kayak, me animo a decir que, junto con el arroyo Anguilas y el Desaguadero, el Rama Negra es uno de los más pintorescos de la primera sección del Delta. ¡Y no defrauda!

El Rama Negra Chico

Nos detenemos para hidratarnos y observar el entorno. En algunos tramos la ribera presenta extensos cañaverales y, al borde del río, juncales. A medida que nos internamos hacia arriba, el Rama Negra empieza a zigzaguear bordeando el extenso bosque. En este tramo es preferible navegar por el centro del arroyo porque en muchos lugares se hallan aguas someras y, en caso de bajante, puede complicarse la navegación aún con kayaks. Es hora de reponer fuerzas: elegimos desembarcar en el almacén isleño La Morada.

Luego de comer algo efectuamos la caminata por el sendero que bordea el Rama Negra hacia el río Espera. Demoramos casi una hora en recorrer sus márgenes y vale la pena el esfuerzo, porque se atraviesan lugares muy pintorescos. En la primera parte destacan viviendas isleñas y cabañas, luego se torna más agreste y aparecen bosques de álamos, extensos cañaverales y viejos puentes de madera que cruzan los arroyos. Sobre la margen de enfrente se extiende la quinta Noel, del año 1871, que perteneció a Benito Noel y en cuyo predio plantaban frutales para realizar los dulces de la famosa marca homónima. Hay que caminar con cuidado porque algunos tramos del sendero están anegados, sobre todo si en los días previos hubo sudestada o lluvia. Se puede ir por una margen y regresar por la otra empleando los dos puentes que se ubican en cada extremo del arroyo.

Por la tarde emprendemos el regreso a Tigre. Las condiciones de navegación cambiaron: desde el mediodía el viento del Sur arrecia en el Sarmiento. También la presencia de lanchas provoca oleaje y dificulta el avance. Palada tras palada nos vamos acercando a la boca del Gambado. A este altura el esfuerzo se siente y nos obliga a remar concentrados para no perder el rumbo. Con las últimas luce arribamos al Luján, que ahora está revuelto por la acción del viento y el paso incesante de cruceros y lanchas. La hermosa travesía va llegando a su fin y este regreso cabalgando las olas es parte del disfrute del kayakista.

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2021-10-29T07:00:00.0000000Z

2021-10-29T07:00:00.0000000Z

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