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¡60 cm! Pejesaurios en la niebla.

Un mes antes que comience la temporada clásica de pesca de pejerreyes en el estuario, comprobamos que los grandes ya están presentes. Zonas y equipos recomendados.

Por Julio Pollero.

Un mes antes que comience la temporada clásica de pesca de pejerreyes en el Río de la Plata, comprobamos que los grandes ya están presentes. Zonas y equipos recomendados.

Gracias a las posibilidades que nos brindan varios sitios web para conocer el clima a futuro, junto a Luis Chichi Yañez y Mauro Bittolo buscamos un día que soplara viento del cuadrante Sur para realizar uno de nuestros relevamientos anuales preferidos en el Río de la Plata: la búsqueda de los grandes pejerreyes de Playa Honda y sus alrededores. Sabíamos que estábamos fuera de fecha porque en teoría faltaba un mes, pero me adelanto al relato: los matungos están y pican firmes.

Para este tipo de pesca necesitamos cañas de entre 4 y 4,50 m de largo con acción de punta, reeles frontales chicos y medianos cargados con nylon monofilamento del 0,28 o hilo multifilamento de 16 a 20 lb (1 lb = 0,453 g). También hay pescadores que utilizan reeles rotativos o de bajo perfil. Las líneas más utilizadas son las de tres boyas, con el agregado –o no– de un cuarto anzuelo por medio de un boyarín o de un palito pescador que puede llevar hasta dos anzuelos. Lo ideal es armar estos aparejos con una separación entre boyas de 1,50 a 1,70 m, siempre dependiendo del largo de caña a utilizar.

Equipos para no fallar

El largo de brazoladas, salvo excepciones, no varía de entre los 10 y 30 cm, y los anzuelos que más se utilizan son los Mustad 1687, Gamakatsu B10S o Katashi Bios, entre otros, todos en tamaños Nº 1 al 2/0. Las carnadas de mayor rinde son las mojarras vivas o saladas, el filet

fresco de dientudo o sardina, filet coloreado, lombriz blanca y, a veces, coludita. Con los equipos de pesca aprontados solo nos restaba completar con un balde portacarnadas, ancla de capa, aceite de pescado y una cuota de suerte.

El Río de la Plata presenta varias situaciones de pesca y no siempre resultan óptimas las condiciones para enfrentarlas. Hay bancos de arena, canaletas entre bancos, suelos de barro o de conchilla, canales profundos, depresiones y en todos vamos a encontrar alguna mínima diferencia según los vientos, las profundidades, la presión de pesca, etc. Como para tener alguna referencia, podemos nominar varias zonas de pesca, todas plausibles de visitar y con buenas reseñas: los barcos hundidos Maca y Baldisera, El Arbolito, La Raja, barcos hundidos DiTomaso y Cientofante, boyas Unen A y B, Cementerio de los Barcos, isla San Gabriel, La Pastera, barco hundido Sofía y así hay muchos sectores más, siempre dentro del radio de lo que es la famosa Playa Honda, lugar de tantas anécdotas.

Sin viento pero con niebla

Tras evaluar el pronóstico y con la posibilidad de salir un día de semana, junto a Mauro y Chichi elegimos un lunes.

Quedamos en encontrarnos en Pesca del Plata, ubicado en colectora de acceso a Tigre, frente a la estación de servicio Shell. El propietario del lugar, Adrián De Brito, nos esperaba con las bolsas de mojarras ya preparadas y muy bien servidas. Todavía era de noche y estaba todo muy tapado por la niebla; en verdad, no se veía nada.

Llegamos a la zona de Tigre sobre el río Luján, pedimos en la guardería que nos bajaran la lancha y comenzamos a cargar nuestros equipos. Subimos las cañas, los bolsos, un poco de comida y bebida, abrigo extra, chalecos salvavidas y fuimos derechito a cargar combustible. La navegación se hizo medio tediosa, no se veía un metro por delante, así que muy despacio, atentos a los ruidos, con mucha precaución y ayudados por el GPS.

Con un río muy alto, salimos por la boca del Luján buscando nuestro derrotero. Hasta ahí podríamos decir que algo de costa veíamos, así que buscamos la iglesia de San Isidro como referencia histórica y, proa al sol, comenzamos con la navegación a río abierto. El estuario estaba muy tranquilo, con un viento suave del Sudeste, pero a medida que nos alejábamos, y antes de cruzar el canal Emilio Mitre, otra vez nos vimos rodeados por la niebla. ¡Créanme que no se veía nada de nada!

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2022-06-30T07:00:00.0000000Z

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