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En busca de las damas del Plata

Recorrimos la zona del Puerto de Buenos Aires y varias de sus áreas para capturar difíciles bogas que no siempre están. Mejores lugares, equipos y carnadas.

Textos y fotos: JULIO POLLERO

Si existe una pesca difícil en el Río de la Plata es la de la boga y quisimos asumir este desafío recorriendo varios sectores del ámbito, comenzando desde la zona costera hasta las islas Oyarbide, Lucía y Martín García. Recorrimos murallones de piedras, canaletas, juncales, bancos de arena y conchilla, arroyos y hasta algún afluente mayor con desembocadura en el gran estuario Del Plata. La boga es un pez muy combativo y, como decimos habitualmente, “hay que pescarlas”, no se clavan solas… hay excepciones, obvio. Si bien se mueven por todo el Delta, muchas veces las encontramos sectorizadas, y allí es donde vamos a buscarlas, aunque no siempre los resultados son buenos. Alturas de mareas, vientos y presión atmosférica son algunos factores de cambios constantes en este pez. Y sitios en los que alguna vez fracasamos es probable que a las horas o al otro día sean grandes pesqueros. Esto es lo lindo de esta afición deportiva, nunca vamos a encontrar dos días iguales.

▮ Cebar: un trabajo previo

Una gran posibilidad para este tipo de capturas es mantener algún lugar cebado con maíz, dejando bolsas fondeadas o bien atadas a ramas o raigones. También se puede cebar al momento de estar pescando. Algo muy importante al realizar este trabajo es tener en cuenta la fuerza de la correntada, obviamente los granos de maíz se desplazaran rápidamente al momento de estar en el agua. Un ideal sería plantar la bolsa en algún lugar correntoso y pescarlas al final de un remanso o donde el pesquero baje considerablemente su

profundidad. Las bogas pueden lograrse con líneas de fondo de uno o dos anzuelos, fijas o corredizas, pero muchas veces depende del lugar y otras del gusto del pescador. Una opción valedera es pasar un plomo corredizo sobre la madre del reel y atar un esmerillón con una brazolada de unos 60 cm de largo. Líneas fijas llamamos a las que tienen la plomada al final del aparejo y, sobre ésta, las dos brazoladas. Y las corredizas son cuando el plomo corre entre las dos brazoladas. Otra de las cosas importantes es el peso y formato de la plomada que vamos a usar. Podrán ser, entre otras, tipo uruguayas, pera, cajón, almeja, lápiz y gota de entre 40 y 80 g (puede variar).

▮ Cañas y anzuelos

Los equipos ideales son cañas de 2,40 m de largo con acción de punta, reeles frontales o rotativos cargados con nylon monofilamento de 0,30 mm o hilo multifilamento de 20 lb (1 lb = 0,453 kg). En cuanto a esta carga del reel, hay varios conceptos a tener en cuenta, pero cada pescador acude a su librito, por lo cual vamos a dejarlo a libre elección. Otro elemento importante es el anzuelo, que debe ser fuerte, forjado y no muy grueso, la boga es un pez que tira mucho pero es de labios débiles. Nosotros estuvimos usando Gamakatsu, Katashi y Mustad, todos en formato maruseigo y no tuvimos ningún problema. Las carnadas óptimas para este tipo de pesca son maíz, masa, chorizo colorado, corazón vacuno, salchicha y pulpa de sábalo.

Lo teórico estaba, las ganas también, solo debíamos ponernos de acuerdo en el día para realizar el relevamiento, y fue así que llamé a Julio Alquezar, un guía de la vieja escuela que siempre está dispuesto para dar sus servicios, sus ganas y hacer pasar buenos momentos sobre la embarcación. Ah… algo muy importante, sabe y conoce mucho el río. También sería de la partida mi amigo Luis Chichi Yañez, quien siempre me dice “vamos”, aunque lo llame un ratito antes nomás.

▮ Rumbo al puerto

Los días venían insoportables con temperaturas que superaban los 30 grados ampliamente. Por esta razón decidimos comenzar la jornada bien tempranito, para estar navegando antes de las 6 AM con destino a nues

tro primer pesquero, los nuevos rompeolas del puerto de Buenos Aires: escolleras de piedra donde se juntan caracolitos, mejillones y otras cosas que hacen del arribo de la boga al lugar. Con una navegación muy placentera llegamos a la cercanía del morro y, tras fondear a unos 25 m, comenzamos a preparar equipos y carnadas. Algunos optamos por con corazón y chorizo colorado, y otros por dos granitos de maíz envueltos en masa formando una pelotita. Líneas al agua bien pegadas a las piedras, y a esperar. El río corría muy fuerte, la bajante se hacía notar y las líneas eran desplazadas de la zona, aunque algunas quedaban enganchadas en las piedras (pasa habitualmente, hay que llevar elementos o varias de repuesto) y otras en posición de pesca.

▮ Sorpresas de 3 kilos

Estuvimos un buen rato sin tener un solo pique, hasta que se activaron y pudimos lograr algunas que llegaron a los 3 kilos. Mientras seguíamos pescando se fueron acercando varias lanchas al lugar, amigos del Club Belgrano, habituales referentes de la zona. Decidimos levantar el fondeo y empezar con la recorrida dentro del Delta y

para ello navegamos río abierto hasta la zona de los Bajos del Temor y Punta Morán. Aquí es otro tipo de pesca, con sectores de juncales y bancos de arena. Anclamos paralelos a la vegetación utilizando dos anclas, una para quedar fijos y la otra para acomodar la embarcación. Tras lanzar, notamos que los piques eran más continuos pero los tamaños muchos más chicos. Los ejemplares iban desde los 800 g a 1,500 kg de peso. Las bogas tienen una particularidad al comer nuestra carnada, van mordiendo de a poquito hasta dejarnos el anzuelo pelado si es que antes no las clavamos nosotros. Es por eso que lo ideal es cortar la carnada en pequeños daditos y pasarlos una sola vez por el anzuelo.

Mientras seguíamos en zona, algunos pescaban contra el junco y otros elegimos hacerlo hacia el banco, y la verdad es que los resultados eran mejores en calidad. Nuevamente levantamos el fondeo y saliéndonos del canal Petrel buscamos profundidad hacia el Este de la isla Oyarvide, una zona muy baja pero que suele dar buenos resultados. Con las mismas maniobras de fondeo más la suma de un techo para protegernos del sol, comenzamos con los lanzamientos. La verdad es que no nos acompañó la suerte, no tuvimos un solo pique. Cruzamos hasta la isla Lucía, y tampoco, un par de mordiscones leves pero ninguna captura. La pesca y el relevamiento ya lo habíamos logrado, pero la idea era seguir buscando pesqueros para compararlos y disfrutarlos. La última opción fue entrar a las islas y buscar en las pequeñas canaletas con un poco más de profundidad, y acá si pudimos sacar alguna boga que llegó a los 2 kg, aunque con piques más esporádicos pero buena calidad. La conclusión del día o de esta salida en cuanto a la cantidad y calidad nos dio como resultado que las mejores bogas estaban en la zona de piedras. Dentro del Delta había que trabajar un poquito más pero a no desesperarse ante la negativa del pique.

PESCA

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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