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10 lugares para disfrutar el Delta.

En verano, el gran archipiélago bonaerense convoca por su sombra selvática y la frescura del agua. Dónde dormir y comer, y cómo abordar el paisaje en acción: kayak, cabalgatas, kitesurf y caminatas por un submundo que fluye.

Por Julián Varsavsky.

En verano, el gran archipiélago bonaerense convoca por su sombra selvática y la frescura del agua. Dónde dormir y comer, y cómo abordar el paisaje en acción: kayak, cabalgatas, kite-surf y caminatas por un submundo que fluye.

El Delta de Tigre es un paisaje ciclotímico, un submundo acuático -“la Venecia salvaje”, según Borges- donde el cauce de los ríos va o viene, dea acuerdo a como sople el viento. Si uno arroja un barquito de papel al agua, se irá río abajo. Pero si entra viento sudeste o una de las cuatro mareas diarias, lo veremos navegar de regreso río arriba como a motor: el curso del agua ha cambiado.

Heráclito dijo “no es posible bañarse dos veces en el mismo río”. Y agregó: “Lo único permanente es el cambio”. Pues la geografía de este archipiélago paranaense le da la razón al griego: sus islas están en constante formación y deconstrucción. No lo vemos, pero los isleños

sí. María Inés Cahiza vive en la Isla de la Fantasía y navega este laberinto fluvial con su barquito familiar o con la moderna lancha de su empresa Natventure: “La semana pasada no pude atracar en el muelle de mi casa; lo bloqueaba una isla móvil, una densa masa de camalotes con tierra que, a veces, trae un coipo royendo un palo, una garza mora picoteando crustáceos y tortugas de agua. Parecía que podías caminarle por arriba. Al rato, la corriente se la llevó hacia el Río de la Plata y pude desembarcar”.

La imagen veraniega en el delta es de piletas vacías de gente y ríos llenos: el salto en clavado desde el muelle. Del influjo calmo del agua irradia el magnetismo de este paisaje semiselvático. Uno viene a contemplar su fluir versátil, pero cuando el termómetro sube, esa mirada se vuelve compulsión por saltar al agua. A continuación, tácticas para encarar esos dos deseos: el del clavado al río o el de solo mirar.

En kayak a la luna

Tigre es un paisaje de sombras y ocultamientos –bosques y selvas–, pero este rasgo llega al sumun en kayak bajo la luna. Se parte desde la rampa al río Luján del Paseo Victorica –zona continental– frente al Club Regatas la Marina. Detrás de la cúpula roja de ese palacio se eleva el disco perfecto de la luna llena: el guía Patricio Redman reparte los remos y todos al agua.

Las primeras remadas son para cruzar el ancho río, una autopista con lanchas colectivas, botes y yates. Pero en tres minutos el grupo remero se escabulle por el arroyo Fulminante que tiene calma de laguna, para avanzar

entre dos murallas de árboles: el espejo de agua se va fracturando a la mitad con sumo silencio. Hasta que salta un pez dejando una aureola concéntrica en el agua. A la derecha, entre tronco y tronco, pasa la luna intermitente. Los kayaks son tan hidrodinámicos que con una caricia al agua se abren paso entre camalotes que llegan con su deriva nómada. Los árboles son puro contorno y se reflejan igual en el arroyo: el ambiente es una superposición de formas oscuras en degradé, que de golpe estalla de luz cuando se cuela la luna. El paisaje es la noche misma. La excursión dura dos horas y media netas de remo, más una parada en la casa isleña de Redman para unas hamburguesas a la parrilla en un fogón (también hace salidas diurnas). Precio: $ 6.000. www. patricioredmankayak.com.ar

La perspectiva diurna de la navegación

El kayak, creado para andar entre témpanos, es también el ideal para recorrer de día la red de vasos comunicantes que

tiene el Delta, desde una perspectiva al ras del agua: uno va sentado dentro del río y avanza con sutileza de cisne por vericuetos de hasta dos metros de ancho e ínfima profundidad. La mediación del bote se reduce al mínimo y la comunión con el paisaje es total. Frente a las cabañas Aires del Delta, en el río Sarmiento, desde hace 20 años la escuela de canotaje Delta en Kayak organiza remadas cortas y relajadas. Usan una lancha a motor para ir lejos y volver remando sin repetir paisajes. También tienen un bote a remo para 10 personas con refuerzo de motor, ideal para niños o adultos mayores; y una canoa canadiense para cinco personas. La sede tiene una hermosa playita y restaurante para pasar el día. Un paquete con traslado desde la estación fluvial, paseo en kayak con guía –o salida en lancha–, uso de playa y almuerzo en mesas sobre la arena con wok de pollo o de vegetales con arroz, bebida y postre cuesta $ 6.900. Esta opción sin almuerzo sale $ 4.100 (20 % de descuento con seña) WhatsApp: 11 2471 5050. www.deltaenkayak.com.ar

La superlancha de Natventure con vista 180° en El Cañaveral. Antes y después lleva a recorrer rincones insólitos ocultos entre los ríos Cabalgata por la isla en Bonanza Delta Aventura.

A caballo o a pie

Bonanza Deltaventura es un complejo para ir a caminar, cabalgar y andar en canoa. O solo almorzar un gran asado –o hamburguesas veganas de porotos, mijo y arroz yamaní– y recostarse en una hamaca paraguaya a respirar verde. Queda en una isla del Km 13 del río Carapachay y desde el agua ya se ve su elegante casona carmesí estilo italiano de 1898 entre árboles de nuez pecán. La dueña es Rosana Di Mécola, quien recibe a los visitantes con los caballos ensillados para recorrer 3 km de sendero en una típica isla deltaica con forma de plato hondo, hundida en el centro. Algunos hacen este circuito a pie con guía o en la soledad de estas 60 hectáreas. Primero, el pajonal con cortaderas, colonias de paja brava y serruchetas. Luego, un antiguo embalse artificial cubierto de lentejitas y pinitos de agua. Hasta que aparece el monte, una semiselva con lianas, enredaderas y espinales. Un largavista pasa de mano en mano para ver el hogar discreto del hornero y la cotidianidad del zorzal. Y el paisaje se abre a la laguna Grande rodeada de ceibos retorcidos. Bonanza tiene playa y 500 metros de costa: según el día, hay quien hace un clavado desde el muelle. Y hay reposeras, ping-pong, metegol, tirolesa, arcos, vóley, juegos infantiles, quincho y vestuario. Almorzar y pasar el día cuesta $ 5.200 ($.7.200 con una actividad guiada o $ 9.000 con dos actividades y merienda). Menores de 10 años, 50 %. Hay alojamiento en casas dobles: $ 22.000. Lancha colectiva: $ 370 ida y vuelta. Instagram: @bonanza_ deltaventura, Whatsapp: 11 4409 6967.

En superlancha aventurera

Hay muchas excursiones náuticas por el laberinto isleño, pero la moderna lancha de Natventure fue la más exitosa en pandemia: es techada pero sin paredes –no hay encierro– con visibilidad 180°. No fue pensada contra el covid sino para el contacto con la naturaleza. Es angosta y liviana para surcar arroyos en calma (su motor es muy silencioso). Una excursión va a un denso bosque de cañaveral en galería con plantas trepadoras como un techo natural sobre el canal. La nave pa

sa bajo románticos puentes de madera y se interna en barrios isleños de elegante arquitectura con parques. Si el nivel del agua lo permite, se desembarca a caminar por el cañaveral que impide el paso de la luz. Salen desde Puerto de Frutos. Paseo de 2 horas: $ 9.500 con bebida y alfajor artesanal ($ 10.500 si es con té matcha y dulces japoneses). Menores de 9 años, 50 %. Un full day con cañaverales y circuito Costanera más desembarco en una isla para almuerzo en tres pasos y merienda en Alpenhaus: $ 25.000.

Natventure ofrece salidas en el histórico crucerito Parodi Santa María AT, construido en 1916 en madera de cedro lustrosa por Astilleros Parodi, una pieza de diseño y colección para paseos privados con una parada a almorzar en una hermosa casa en una isla, adónde se acerca un isleño de varias generaciones a contar historias del Delta y sus supersticiones. www.natventure.com.ar WhatsApp: 11 3427 0123.

Al agua

Delta Point es un centro de deportes acuáticos sobre el ancho río San Antonio que ofrece cursos de wakeboard, deporte surgido en las playas californianas cuando un surfer, harto de una seguidilla de días con mar calmo, rompió el pacto con las olas y salió remolcado por una lancha. Esta modalidad se sofisticó como una mezcla de esquí acuático, surf, snowboard y skate. Aquí también ofrecen el más sencillo stand-up paddle, una navegación individual parado en una tabla al impulso de un remo. Una opción intermedia en complejidad es el hydrofoil, parecido al wakeboard pero en una tabla más grande con una quilla debajo: la tabla se eleva un poco al tomar velo

cidad, como si sobrevolara las aguas. Y está la opción de hacer tube: ir a toda velocidad al impulso de una lancha como en el esquí, pero acostado en un colchón inflable. Además hay cama elástica, rampa de skate, playa arbolada y bar. Un paquete de clase o sesión de wakeboard de 25 minutos con equipos, lancha y pase diario en la playa todo el día –esto último para dos personas– cuesta $ 18.000. www.deltapointeventos.com.ar

Saltos y tirolesas

El parque aéreo EUCA Tigre –en la zona de Benavidez– se llena de niños, pero no solo. La gran atracción es una torre de 13 metros para saltar al vacío. No es un bungee jumping elastizado, sino caída libre atado a una cuerda con freno. Uno trepa los escalones y se para en un cuadradito con la punta de las zapatillas asomando al precipicio. El pasito al abismo es lo que más cuesta, pero pocos arrugan. La mayoría se toma de la soga por miedo, pero no hace falta: hay un arnés en la cintura. La caída dura 3 o 4 segundos levantando velocidad con una fugaz sensación de desamparo. Pero en dos parpadeos el freno de la polea se activa con suavidad y la inyección de adrenalina muta al éxtasis y el alivio de caer parado: el cuerpo pide más. Los trepadores tienen una pared de escalada y los voladores se arrojan con una tirolesa de 120 m de largo. La segunda mitad del parque es un circuito de 105 puentes y tirolesas que se recorren en tres esforzadas horas. Cada quien elige la complejidad entre nueve niveles, que arrancan desde los cinco años de edad: puentes tibetanos, de troncos, en red, en “V” y un transportador aéreo en tabla de snowboard. La entrada para quien no use los juegos es gratis y hay una confitería ideal para cumpleaños. Pase general a partir de 1,25 m de altura: $ 4.800 (incluyendo el salto desde Torre VértiGO, $ 6.000). Pase desde 1 a 1,25 m de altura: $.3600. www.eucatigre.com

Isleño y gourmet

En los últimos años, la calidad gastronómica en las islas se ha sofisticado hasta una suerte de cumbre histórica con la consolidación de propuestas de alta cocina como Kanoo Restó, a 15 minutos del continente. Aquí se almuerza todos los días salvo los martes y sus dueños –los hermanos Damián y Ezequiel Molina– se sienten en su ambiente natural: fueron remeros de alto rendimiento formados en estas aguas desde niños. Al hablar de su restó, Damián dice siempre que “la experiencia Kanoo” incluye el transporte en una lancha exclusiva de Sturla Viajes desde Estación Fluvial: “podés venir en lancha colectiva pero un fin de semana, a la vuelta, a veces hay dos horas de espera y la última podría no parar si viene llena; esto te arruinaría la experiencia. Incluso ofrecemos traslados ida y vuelta desde Puerto Madero en lancha rápida de dos pisos, un paseo hermoso bordeando San Isidro y San Fernando. Otros hacen la excursión Cinco Ríos con Sturla, que tiene un descenso para almorzar acá. Nuestra experiencia incluye pasar el día al sol en una reposera a la sombra de un sauce después de comer y salir en kayak guiado por un deportista y biólogo para interpretar al Delta como

un riñón que filtra y purifica el agua”.

Esta isla tiene el entorno natural de otras: la gran diferencia es su calidad culinaria saboreada en un deck frente al río o sobre el césped del parque (ver foto de tapa), o en un cubo de cristal con aire acondicionado y una cava de 387 etiquetas, la mayor de Buenos Aires. Aquí llega gente en su yate. Damián es sommelier y atiende a los comensales.

Tres entradas sobresalientes son escabeche de yacaré con tostadas de pan casero –$ 2.500–; picada de salame de búfalo isleño con queso brie y tostadas de pan casero ($ 1.980); y chicharrón de calamar con lonjas de boniato ($ 2.650). Entre los platos principales, Weekend da fe que tres de ellos son de antología: sorrentinos de mix de pacú, boga, surubí y dorado con salsa de hongos y gírgolas de las islas ($ 3.550); bife de chorizo premium grillado con la carne madurada y cocinada al vacío con papas horneadas y panaché de vegetales, servido a punto único, tiernizado y maridado con especias ($ 4.400). Y para una comida más rápida pero gourmet, la hamburguesa de búfalo del humedal con mozzarella, roquefort, alcaparras, lechuga, tomate y cebolla con mostaza

y miel, con papas fritas ($ 2.950).

La lancha de Sturla sale cada hora desde la Estación Fluvial de Tigre donde el stand Nº 1 es de Kanoo: cuesta $ 1.800 ida y vuelta (menores $ 1.000). Reservar por WhatsApp 11 5830 3009. Hay cenas sábado de por medio con flamenco, jazz o bossa nova (traslado desde Puerto de Frutos, solo con reserva). www.kanoo. com.ar, Instagram: @kanoo_oficial

Tigre continental

Una visita a Tigre no implica, a priori, salir a navegar: “Tigre continental” es ya otro viaje, en los alrededores de la Estación Fluvial, a un lado y otro del río cruzando un puente. Se puede ir a pasar el día o dormir en el Río Tigre Hotel, una casona recién refaccionada con piscina y vista al río Luján ($ 18.000 la doble con desayuno; Instagram: @riotigrehotel). A pasos de allí está el fastuoso Museo de Arte Tigre (MAT), una de las obras maestras de la arquitectura argentina estilo francés. En los alrededores hay casonas antiguas con arboledas y jardines, mansiones y la antigua aduana, uno de los pocos edificios de la época colonial que quedan en Buenos Aires (Centro de guías de Tigre ofrece caminatas interpretativas: www.guiastigreydelta.com.ar). Desde esta zona se visita el Puerto de Frutos, al otro lado del río.

Cerca del MAT –ir a verlo iluminado en la noche– está el clásico de gastronomía mediterránea María Luján –Paseo Victorica 509–, donde se come con vista al río –incluso al aire libre bajo árboles en un deck casi sobre el agua– entradas como el Picoteo de Mar: rabas, bocaditos de pescado, mejillones provenzal, camarones al curry con dip de salsa tártara y morrón asado. Y platos principales como risotto de hongos, el salmón huerta y la trucha mediterránea. De postre hay copa frutos del bosque y zabaione. www.marialujan.com.ar

El otro restaurante histórico en la zona continental es Vivanco, parte del club Canottieri Italiano –Mitre 74, margen derecha del río– fundado en 1910 con un edificio principal que es un palacio veneciano bizantino medieval con un friso perfilando un león alado. “Controllo ingresso”, dice un cartel en la entrada. En lateral, hay otro edificio blanco de gran factura arquitectónica estilo chalet, donde está Vivanco, reviviendo el ambiente de la Belle Époque con grandes ventanales al río y platos como pesca del día a la plancha, gremolata de naranja y limón, puré de zanahoria especiado. O también bife al grill: crostín de chimichurri, batata, cebolla y morrones a la chapa, rúcula y reducción de aceto. Un postre es el rogel de coco con mousse de chocolate y ralladura de limón. Este menú, con una copa de vino blanco o tinto y agua mineral cuesta $ 4.100. www.vivanco.com.ar

Dormir con sabor alemán

Cuando la lancha colectiva se acerca al muelle del complejo Alpenhaus junto al arroyo Rama Negra, Susana Holzer de Krieg –austríaca– ya espera con su perro salchicha a los huéspedes de sus tres bungalows con hidromasaje, una cabaña y dos chalets, todos con techo a dos aguas estilo alpino centroeuropeo. En el edificio central está el íntimo comedor panorámico, donde la sensación es la de estar en Austria: hay una decoración alpina con un barroco reloj cucú y las tradicionales brujas alemanas colgando del techo, más un sinfín de vasos de cerveza, fotos y adornos que denotan la alegre añoranza de los dueños de casa por el centro de Europa. Hay piscina y los bungalós tienen cocina, heladera y vajilla. El restaurante se especializa en goulash de ternera con spatzle, fondue de queso y salchichas de Viena con papas doradas y chucrut. De postre hay strudel de manzana y torta selva negra. Habitación doble desde $ 18.000 (día de semana). Pasar el día de piscina con almuerzo: $ 15.000. www.alpenhaus.com.ar

Mi Rancho junto al río

El complejo Mi Rancho queda a 15 minutos de la estación fluvial sobre el río Sarmiento, y tiene horno de barro y la parrilla: cada quien cocina su asado. Los dueños son Gabriel Aquino –cineasta– y Ana Benghiat, quienes viven aquí y atienden a los huéspedes. Casi siempre terminan invitados al asado (ellos retribuyen con vino). Hay cuatro cabañas de dos pisos y tres casas separadas y amuralladas de verde con parrilla. Instalaron un tercer cuerpo de habitaciones más modernas con vista al río, techo y piso de madera y un deck privado. El complejo mide 2.000 m2 de parque y playita. El desayuno, Gabriel lo deja con una bandeja en cada cabaña: café, budines y pan recién comprado en la lancha-panadería cada mañana. La habitación doble por 1 noche / 2 días: $ 33.600 ($ 39.200 la triple). www.miranchodelta. blogspot.com

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2023-02-01T08:00:00.0000000Z

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