HACER MAL Y CONTAR PEOR

Un análisis de cómo las políticas económicas de los cuarenta años de democracia no solo fueron un fracaso en su ejecución, sino en cómo fueron comunicadas.

MÁS QUE PERTINENTE QUE, ESTE 2023, LA FUNDACIÓN KONEX PREMIE AL SABER CIENTÍFICO ARGENTINO

Para llegar a ciento cinco premiados, el jurado que armó Fundación Konex tuvo que analizar la trayectoria y el trabajo de setecientos candidatos. “En el jurado hemos tenido la sensación compartida de que, al mismo tiempo en que elegíamos personas por su trayectoria y aportes, estábamos disfrutando de comprobar el valor de la ciencia y tecnología argentinas y la constante pasión de sus científicos”, dijo Alberto Kornblihtt, quien compartió la presidencia del jurado con Juan Maldacena, por haber merecido ambos el Konex de Brillante en 2013. “Ninguna selección es ciento por ciento justa ni perfecta; seguramente cometimos errores de apreciación y omisiones, pero les aseguro que las discusiones fueron francas y honestas, y los argumentos fundamentados primaron holgadamente por sobre los posibles sesgos subjetivos. Nuestro país tiene una larga tradición en ciencia y tecnología y las encuestas indican que la sociedad tiene una alta valoración de los científicos...

… y científicas. Esto nos pone en una posición privilegiada en América Latina, y es consecuencia, en mayor medida, de la excelencia de nuestras universidades, especialmente las estatales, que generan los mejores graduados, profesionales y doctores (...) o de organismos como el Conicet, el INTA, la CNEA, el INTI y otros, así como empresas de base tecnológica”. En un contexto donde candidatos de discurso violento y que están resultando poco sólidos a la hora de justificar sus propuestas económicas, esta entrega de premios Konex tuvo un clima particular, y las palabras de Kornblihtt también. Y por si a alguno de los presentes no le quedaba claro, el cientifico agregó: “Estas palabras fueron escritas antes de las últimas elecciones primarias abiertas de nuestro país. Lamentablemente, no puedo mirar para otro lado después de haber oído declaraciones de uno de los candidatos, que ya sea por ignorancia o por convicción ha vaticinado que cerraría o privatizaría el Conicet en caso de llegar a la presidencia. Además del escándalo internacional que tal medida provocaría, es nuestro país todo, sin distinciones partidistas, el que se vería profundamente afectado y se ubicaría a contracorriente de la historia, que ha demostrado con innumerables ejemplos que sin ciencia y tecnología no hay progreso ni autonomía económica”. Como anfitrión, Luis Ovsejevich empezó sus palabras con un “¡Viva la ciencia!”, y recordó una frase del cientifíco argentino Bernado Houssay: “La ciencia no es cara, cara es la ignorancia”. Acto seguido, apuntó al rol del Estado como inversor del desarrollo y de la investigación científica. “Debería incrementar aún más el porcentaje del PBI que se destina a este campo y reforzar la formación de los recursos humanos, el financiamiento de proyectos y la vinculación con el sector privado. Nuestra comunidad científica constituye una reserva de valor que trasciende lo económico y adquiere una profunda significación social”.

MECENAS TRASANDINO

De bajo perfil y andar discreto, estuvo en Buenos Aires Claudio Engel, empresario chileno que visitó la Feria Arteba durante los tres días que estuvo en funcionamiento. De andar relajado, este empresario es quien en 2026 dará a la capital chilena un nuevo espacio cultural que él llamó Numu, abreviatura de Nuevo Museo. A ese nombre llegó después de cavilar bastante hasta que concluyó que “Berlín tiene el Neues Museum; Nueva York , el New Museum (of Contemporary Art). Ahora América Latina tendrá su Nuevo Museo”. Esto lo dijo durante la reunión que organizaron Marlize y Aníbal Jozami –él, titular de Bienalsur, y ambos, coleccionistas– para agasajar a otros coleccionistas y a algunos expositores que recalaron en Arteba. Ante un grupo de entusiasmados escuchas, Claudio Engel habló relajado sobre su futuro museo, el que, luego de un concurso internacional con un jurado de arquitectos y especialistas, eligieron el proyecto del edificio a construirse. Ese concurso tuvo un requisito básico: los concursantes debían ser chilenos.