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LOS MUNDOS CREATIVOS

J.M.D. —¿Cómo se retroalimentan la actuación, sus ambiciones y sus caminos, con el hecho de escribir, de haber logrado producir dos trabajos exitosos como “Me peleé a los gritos con el mánager del spa” y “Cómo me enamoré de Nicolas Cage”? —Antes a mí se me jugaba todo en la actuación. Creo que tiene que ver con el recorrido que uno va llevando en la vida. Antes para mí mi carrera era lo más importante de mi vida, casi que lo más importante (imaginate que viví 10 años en Estados Unidos, lejos de todos en pos de una carrera). Cuando empecé a conectar con otras cosas descubrí que mi felicidad no pasaba ni iba a pasar nunca pasa por ahí (tuve grandes experiencias en lo laboral y nunca nada de todo eso que logré cambió como yo me sentía). Son cosas muy cliché, pero hasta que no lo vivencias, no podes entenderlo. Yo he pensando “esta persona tiene todo para ser feliz ¿por qué no es feliz?” y, bueno, la felicidad no pasa por el éxito, y lo digo hablando del privilegio absoluto de ser una persona que tiene para comer, que tiene un techo y todas esas cosas que no hay que ignorar y que no deberían ser un privilegio. Lo que más alumbró la escritura fue ese peso de tener que ser genial, no siento más ese peso de tener que ser genial. Solo quiero cumplir con mi trabajo, poniendo lo mejor de mí. Mi excelencia y mi felicidad no pasan por ahí, y descubrir eso me permitió disfrutar hacer ficción cada vez más. Algo que por ejemplo, no pasaba hace cinco años, cuando estaba en la actuación en un lugar similar, pero la pasaba como el orto.

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2023-09-17T07:00:00.0000000Z

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