EXTREMOS

Algunos libertarios dicen admirar a Adolf Hitler, otros hablan de la posibilidad de vender brazos y órganos, un paso más y estarían pontificando el mercado de niños o de esclavos, siguiendo las sacrosantas leyes de oferta y demanda, pero todos coinciden en la libre portación de armas, con los resultados nefastos no solo para la seguridad de la niñez observados repetidas veces en los Estados Unidos. O sea, todos apuestan a la soledad individual, que es la posibilidad de la guerra de todos contra todos, en vez de la necesaria conversación en una sociedad humana que pueda ir superando sus múltiples grietas a nivel local y global.

Fernando Miranda mirandafernando2@gmail.com