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Laguna de Gómez, pique activo y constante.

Tras años complejos, este espejo de Junín volvió al ruedo con ggran cantidad de ejemplares que pueden pescarse tanto de costa como embarcado. Cuáles son los sectores más rendidores. Equipos recomendados.

Por Julio Pollero.

Tras años complejos, este espejo de Junín volvió al ruedo con gran cantidad de ejemplares que pueden pescarse tanto de costa como embarcado. Cuáles son los sectores más rendidores. Equipos recomendados.

En la edición anterior enumeramos varias lagunas como las más nombradas, conocidas o visitadas y, entre ellas, se encontraba la de Gómez, en Junín, un clásico que ha sufrido diferentes consecuencias relacionadas a la sequía, la mortandad, la pesca comercial y que ahora, por suerte, se la puede pescar con resultados sobresalientes. Es un espejo muy pintoresco con distintas posibilidades de pesca, que posee un hermoso balnerario con muelle, costa para disfrutar en familia, una compuerta donde se reúne la gente a matear, jugar con los chicos o, bien, practicar nuestro deporte preferido. En otro sector de la laguna, un poco más descampado, vamos a encontrar paradores y campos privados que nos permiten el acceso para botar una embarcación, comer un asado en la orilla o pescar de costa.

En lo que respecta a la actividad específicamente, los equipos más recomendables son las cañas telescópicas de entre 4 y 4,50 m, reeles chicos a medianos cargados con nylon de 0,25 mm o multifilamento de 0,18 mm, y líneas de dos boyas con puntero pescador, o de tres boyas a las que le podemos agregar un boyón impulsor. El pejerrey de esta laguna es robusto, pero de boca chica, así que recomendamos anzuelos no más grandes al Nº 1, preferentemente Nº 2.

En cuanto a las carnadas, las tradicionales como la mojarra viva, mojarra salada, tripa de pollo y a veces filet de dientudo fresco y/o coloreado funcionan muy bien. Gómez es un ámbito que posee varios pesqueros que podemos dividir de un lado y del otro de la Ruta 188. Lo que comprende la parte del balneario vamos a encontrar la Bahía Grande, la Costa de los Palitos, El Arbol, El Balde, etc. En cambio, si vamos hacia el otro lado, tendremos El Embudo, Borches, La Isla, La Península, La Casita, El Tanque y varias costas que llevan el nombre de los dueños de los campos. Desde cualquiera de los lugares que decidamos embarcar podemos pasar de un lado hacia el otro.

Hacía tiempo que no visitaba esta hermosa laguna, y charlando con unos amigos rápidamente armamos la salida. En esta oportunidad me acompañó Pablo González, quien tiene un programa llamado Técnicas y Tutoriales en su canal de Youtube, y que además se desempeña como gerente de la empresa Tech Tackle. También fue de la partida y Pablo Sánchez, de la empresa Geisa Travel, quien desarrolló el paquete Experiencias Weekend de venta de programas de pesca y de travesías 4x4 para todos los lectores (ver aviso en esta edición). Tras estudiar el pronóstico, nos decidimos por un día en el que soplaba viento Sur y daba buenas condiciones. Muy temprani

patimos desde el barrio de La Paternal, en Capital Federal, y rápidamente nos encontrábamos transitando la Ruta 7, la que luego de recorrer un poco más de 250 km nos llevaría a la laguna de Gómez. Como esta vez decidimos embarcar desde la Ruta 188, elegimos el pesquero Cesolari para realizar nuestra experiencia.

Prueba de lugares

Recibidos y atendidos cordialmente por Mariano, acomodamos todo en el trucker y salimos a navegar en un espejo de agua bastante movido por el viento reinante. Pedimos algunos consejos a la gente local y nos fuimos derechito hacia El Embudo, bien al final de la laguna, donde arrojamos el ancla a unos 70 m de la costa. Allí empezamos a preparar los equipos. Pablo arrancó con un aparejo de boyas cometa Criterio Nº 5/0 color naranja y brazoladas de entre 5 y 15 cm. Pablo, en cambio, elegió una línea de tres boyas Cribal Nº 20 combinadas en naranja y verde limón, pero utilizó boyón impulsor y brazoladas de entre 20 y 40 cm. Y yo me decidí por una línea de boyas blancas Criterio Nº 19 y brazoladas de entre 10 y 30 cm.

Con todo armado, comenzamos con la pesca. El debutante Pablo se alzó con los primeros piques y capturas de pejerreyes que daban la medida. Es importante aclarar que durante la navegación y la pesca, se veía saltar y bular a infinidad de pejerreyes, algunos pequeños y otros no tanto.

Mientras pescábamos nos dimos cuenta de que los piques eran muy sutiles, que a los pejerreyes les costaba arrastrar nuestras boyas, por lo cual perdíamos muchos piques. Lo mismo ocurría si poníamos mucha carnada. Decidimos cambiar por boyas un poco más chicas y alguno de nosotros por líneas del tipo tramposas, lo cual nos dio buenos resultados, hasta que llegó el momento de cambiar de lugar para probar en algún sector sin viento y más pegado a la costa.

Piques rápidos

A marcha lenta rumbeamos hacia La Casita y a unos 20 m de la costa tiramos el ancla, que colocamos de tolete para pescar más cómodos. Fui el primero en tirar la línea lo mas lejos que pude, lo que me valió un pique instantáneo, clavada y pejerrey a bordo. González, en cambio, dejó la línea bien cerquita del bote para que se fuera alejando lentamente, lo que no pudo ser porque los pejerreyes le picaban ahí, a un largo de caña. Si bien ambos perdimos varios piques, fueron más los que concretamos. En silencio, desde la otra borda y con una línea cambiada, mi otro compañero hacia de las suyas y, sin decir nada, clavaba un pejerrey tras otro.

La idea era volvernos temprano, por lo tanto decidimos arran

car hacia el embarcadero y buscar algún pesquero de paso. Nos gustó una zona al reparo de una bahía donde el agua no se veía tan agitada como en el resto del espejo. Las líneas estaban bien alineadas a unos 30 m del bote cuando, de repente, empezó a salir una boya para cada lado, muy lentamente, pero constante. Concretamos muchos piques con creces: pejerreyes de entre 25 y 30 cm, combativos, gorditos y de boca chica.

La verdad, nos estábamos divirtiendo mucho, pero había que volver. Y para aprovechar aún más del día soltamos el ancla, nos fuimos al centro de la laguna y nos volvimos al garete. Para ello cambiamos las líneas por algunas con boyas un poco más grandes, arrojamos el muerto para aminorar la marcha del desplazamiento del bote y pescamos casi de cara al sol mientras regresábamos entre olitas. El pique seguía muy activo pero, contrariamente a lo pensado, la mayoría de las capturas no daba la medida mínima de 25 cm de largo. Sin duda, hemos recuperado una laguna muy significativa de la provincia de Buenos Aires, casi un ícono en la pesca del pejerrey, solo resta cuidarla, aprovecharla y pescarla de la mejor manera.

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2022-05-31T07:00:00.0000000Z

2022-05-31T07:00:00.0000000Z

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